¿Cuál considera que es la principal habilidad que todo gerente debería tener y, si no la tiene, desarrollar?
Una de las habilidades más valiosas que todo gerente debe poseer —o trabajar intensamente para desarrollar— es la capacidad de transmitir con claridad no solo los objetivos de la empresa, sino también el camino para alcanzarlos. Liderar implica inspirar, guiar y dar dirección, pero también requiere bajar esa visión estratégica al plano operativo, haciendo que cada miembro del equipo entienda su rol dentro del conjunto. Un gerente eficaz no solo comunica metas, sino que involucra al equipo en la manera de lograrlas, generando compromiso y sentido de pertenencia.
¿Qué es fundamental para liderar un equipo?
Para liderar con éxito se necesita una combinación de tres elementos clave: una comunicación clara y transparente, una motivación constante —tanto en uno mismo como hacia los demás— y una actitud de superación diaria. Creo profundamente que un buen líder es aquel que inspira con el ejemplo, que está cerca de su equipo, que sabe escuchar y adaptarse.
¿Cuál es su filosofía de trabajo?
Mi filosofía se basa en dos pilares que nunca deben negociarse: la integridad y la ética. Creo en el liderazgo participativo, en el trabajo colaborativo y en el valor de cada aporte individual. El éxito no es el resultado de una sola persona, sino de un equipo alineado, comprometido y apasionado por lo que hace.
¿Cómo ve el crecimiento del rubro? ¿Qué expectativas tiene para este año?
Nuestro sector, el del acero y la construcción, es uno de los pilares fundamentales del desarrollo económico de un país. En Paraguay, aún tenemos un gran déficit en infraestructura, lo cual representa una enorme oportunidad de crecimiento. Creemos firmemente que el rubro continuará en expansión, impulsado por la inversión pública y privada, y estamos preparados para acompañar esa evolución con innovación, calidad y compromiso.
¿Qué momento de su vida marcó un aprendizaje importante en su carrera?
Es difícil elegir un solo momento, porque en estos más de 30 años que llevo trabajando en la empresa hemos atravesado numerosos desafíos. Sin embargo, la pandemia fue, sin duda, uno de los mayores. Nos obligó a replantear el negocio y cambiar nuestros paradigmas y sistemas de trabajo. Fue un momento de mucha incertidumbre, pero también de gran aprendizaje. Lo que más orgullo me genera es haber podido mantenernos unidos como equipo, superando la crisis sin despedir a una sola persona. Eso es importantísimo de resaltar. Habla del compromiso mutuo y de los valores que nos sostienen como organización.
¿Cuál considera que es su mayor fortaleza y su mayor debilidad?
Sin dudas, la perseverancia es una de mis mayores fortalezas. En un entorno tan dinámico y exigente como el empresarial, tener la capacidad de mantenerse firme ante los obstáculos y seguir adelante es clave. Por otro lado, reconozco que mi mayor debilidad es la impaciencia. Cuando uno tiene una visión clara y un alto nivel de exigencia, es difícil esperar a que todo se alinee al ritmo que uno quisiera. Pero también es un aspecto en el que trabajo constantemente para mejorar.
¿Cuál es su pasatiempo favorito?
Hacer deporte. Es una forma de desconectar del ritmo intenso del trabajo y reconectar conmigo misma. La actividad física no solo me aporta bienestar físico, sino también claridad mental y equilibrio emocional. Creo que es fundamental para mantener la energía y el enfoque que se necesitan en un rol de liderazgo.
¿Qué es lo último que hace siempre cuando termina de trabajar?
Agradezco. Tomo un momento para dar gracias por el día, por todo lo vivido, aprendido y compartido. Es un hábito que me permite cerrar la jornada con conciencia y gratitud, reconociendo tanto los logros como los desafíos. Esa pausa, por pequeña que sea, me ayuda a recargar energías y mantener los pies en la tierra.
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