Según el último informe recabado por la Federación Latinoamericana de Bancos (Felaban), uno de los mayores inconvenientes para los importadores de insumos agrícolas es que el 42% (US$ 2.848 millones) de los fertilizantes proveídos a la región, es de origen ruso.
Por lo tanto, la disminución del suministro de esos bienes tiene un impacto en la producción agrícola y eleva sus costos finales para el consumo de alimentos. En Paraguay, el panorama es más complejo, dado que las importaciones no son directas y solo somos tomadores de precio.
Hugo Pastore, director ejecutivo de la Cámara Paraguaya de Exportadores y Comercializadores de Cereales y Oleaginosas (Capeco), explicó que entre lo que se importa de manera directa e indirecta, Brasil es el gran proveedor de Paraguay. Entonces, hay un doble impacto, dado que Rusia provee de insumos fertilizantes a Brasil y este vende a Paraguay con el precio aún más inflado.
“Con lo de Rusia y Bielorrusia llegamos aproximadamente al 29%. Los importadores están trabajando intensamente y esto podría tener dos efectos: la suba de precios que ya se ha dado, y además puede poner en riesgo la disponibilidad en tiempo y forma”, expuso.
Comentó que Paraguay solo enfrenta los precios finales y no tiene control sobre el contexto exógeno. Dijo que la importación por vía fluvial ha experimentado una mejora con el nivel de los ríos, pero que este aún no está en condiciones óptimas.
Por otro lado, lamentó que los conflictos internos en Brasil afecten el comercio internacional. “Tenemos enormes dificultades. Tanto el Ministerio de Agricultura de Brasil como la Receita Federal están trabajando en la Operación Padrón, que es como un trabado a media máquina por ciertas reivindicaciones que exigen”, señaló.
Esto genera una gran congestión en la dinámica del comercio internacional y no hay certeza de la posible resolución del problema interno en Brasil. Sobre el porcentaje de aumento de costos de los fertilizantes frente a años anteriores, sostuvo que es “más del doble fácilmente, más del 100%”.
También relató que los costos del flete desde China llegaron a picos y ejemplificó que el flete de un contenedor que costaba US$ 2.000 pasó a costar US$ 15.000. “Hoy en día han bajado un poco esos picos, pero en vez de costar US$ 15.000, cuestan US$ 13.000 o US$ 12.000”, reveló y agregó que esto a los defensivos agrícolas, que son en su mayoría de ese origen.
En otro orden, manifestó que, si salen del mapa mercantil importador Rusia y Bielorrusia, a raíz de la guerra, generaría un desbalance en toda la oferta internacional que no se puede resolver de un día para otro.
Además, refirió que aun si los costos de las cotizaciones de los commodities son buenos, tras el costo de producción al alza, no significa que el producto tendrá mejor resultado.
Añadió que, incluso teniendo una buena producción, el riesgo que se está asumiendo es muy alto, porque los elevados costes de insumos para la producción deben compensarse. y por tanto se necesitan más kilos de rendimiento por hectárea para poder cubrir ese costo de producción.
Inflación continuaría en la región
La Felaban indica en su informe que en 18 países de la región -excluyendo Argentina-, la inflación alcanzó el 10% y, dadas las circunstancias, estima que dicha cifra podría alcanzar 12% al cierre de 2022, decayendo en un dígito para el 2023.
Asimismo, el documento argumenta tres razones del efecto inflacionario: reactivación pos COVID-19, costos de logística mundial sumados al reciente cierre de China, y el corolario del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania.
Cabe mencionar que el 80% de las mercancías a nivel global se mueven por vía marítima y los costos para trasladar un contenedor de 40 pies subieron siete veces entre marzo de 2020 a diciembre de 2021.
El último factor tiene origen geopolítico, teniendo en cuenta que Rusia es un productor clave de petróleo a nivel internacional, cuyo cese de suministro a raíz de las sanciones impuestas, derivó en un alza de precios de referencia. Como consecuencia se vieron afectados los bienes energéticos sustitutos: carbón, gas natural y gas licuado.
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