Desde el Instituto Paraguayo de Artesanía (IPA) destacaron que estos avances permitieron al país desarrollar el sector en tres ejes importantes, la comercialización, el desarrollo dentro de las comunidades de artesanos, y la protección de técnicas ancestrales.
Haciendo hincapié en el último punto, Andrea Vázquez, presidenta del IPA dijo que “Esas técnicas ancestrales vienen siendo pasadas de generación en generación, son la herencia de cada artesano; esperamos seguir encontrando nuevos artesanos. Luego tenemos una franja etaria un poco más adulta, con un porcentaje menor, por último tenemos muy pocos artesanos registrados menores de 35 años, es ahí donde nos damos cuenta de la necesidad de seguir impulsando el traspaso intergeneracional, para que sigamos contando con toda esta diversidad e identidad en las próximas décadas, que paraguay no pierda su esencia.”
Durante 2024, el IPA organizó casi 200 actividades de comercialización, logrando ventas por más de G. 4.000 millones. Además, el incremento de empresas dedicadas a la comercialización de artesanía es un fenómeno alentador. “No estamos en contra de los intermediarios, siempre y cuando trabajen de manera responsable y con un enfoque de comercio justo. Lo que buscamos es que este intermediario o empresa que vende artesanía lo haga realmente de manera responsable, con el fin de que el artesano también se pueda desarrollar”, señaló la presidenta del IPA.
Si bien la exportación de artesanía fue históricamente un desafío debido a la falta de datos oficiales, hoy existen nuevas facilidades para internacionalizar estos productos. Empresas como DHL y Dinacopa que ofrecen aranceles preferenciales, y el sello de calidad "Hecho a Mano" permite que ciertas piezas cuenten con beneficios fiscales en mercados de la Unión Europea.
Un caso emblemático es el de la filigrana paraguaya, cuya primera exportación oficial se realizó en diciembre del año pasado, la empresa La Bis logró exportar 200 piezas a Barcelona, España.
Laura Fernández, propietaria de La Bis, recordó que, “un día me escribió una persona que vio la página en Instagram. Hasta hoy no le pregunté cómo llegó a nosotros, esa conexión fue el punto de partida para lo que luego sería la exportación de filigrana.”
Sin embargo, la pandemia del Covid-19 tuvo que parar su producción, “casi cierro porque pensé que el mundo se iba a acabar. ¿Quién va a querer comprar filigrana?, pero al finalizar la crisis sanitaria me volvieron a escribir y empezamos de nuevo el proceso de trabajo. Nuestro catálogo tiene 80 modelos, y de ahí se realizó la selección y enviábamos 40 piezas cada dos meses, el mayor logro se dio en diciembre que fue de 200”, relató.
Los primeros envíos se realizaron sin mayores inconvenientes, gracias a la política de exportación simplificada a través de empresas de mensajería privada. “Hasta US$ 1.000 era un despacho simple”, comentó. Sin embargo, a medida que creció la demanda, los trámites se complicaron. "El sistema Sofía no reconocía la filigrana como una categoría de exportación formal. Siempre se habían hecho envíos informales", explicó la propietaria de La Bis.
El proceso burocrático requirió trabajo conjunto con entidades como el IPA y el Ministerio de Industria y Comercio (MIC), logrando finalmente que la filigrana tuviera una partida arancelaria propia. Además, para cumplir con normativas internacionales, el producto debía ser certificado como artesanal en Europa. “Fue un desafío enorme, pero logramos formalizar el proceso”, afirmó Fernández.
Uno de los objetivos principales de La Bis para este año es la internacionalización de la marca. “Queremos llegar a otros mercados y participar en ferias internacionales”, mencionó.
Actualmente, el IPA está trabajando en la certificación de calidad de la plata y el oro utilizados en estas piezas, lo que permitirá aumentar su valor en mercados como el europeo.
Dentro del sector artesanal, los textiles y la blanquería destacan como los rubros con mayor aceptación en el mercado nacional e internacional. “La ropa hecha con técnicas artesanales paraguayas, como el ao po’í, es altamente valorada”, puntualizó Andrea Vázquez, destacando también el interés por la ropa de cama y mantelería fina.
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