El 14 de marzo de 2011, la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer de la ONU aprobó un informe con conclusiones sobre la importancia del acceso y la participación de mujeres y niñas en la educación, la capacitación, la ciencia y la tecnología, promoviendo la igualdad en el empleo y el trabajo decente. Posteriormente, el 20 de diciembre de 2013, la Asamblea General de la ONU reconoció, a través de una resolución, que la participación plena y equitativa de las mujeres en la ciencia, la tecnología y la innovación es fundamental para alcanzar la igualdad de género y el empoderamiento femenino.
En este contexto, la Asamblea General declaró el 11 de febrero como el Día Internacional de las Mujeres y las Niñas en la Ciencia, con el objetivo de visibilizar su papel clave en la comunidad científica y tecnológica.
En el ámbito local, según datos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), el 50% de los 708 investigadores categorizados en el Sistema Nacional de Investigadores del Paraguay (SISNI) son mujeres, lo que representa unas 354 investigadoras. La mayor concentración de mujeres en la investigación se encuentra en el área de ciencias médicas y de la salud.
Ahora bien, ¿cómo ha avanzado la figura de la mujer en puestos de liderazgo en carreras técnicas? Canese, exviceministra de Minas y Energía y asesora parlamentaria en la Cámara de Senadores, en conversación con InfoNegocios, abordó los avances que ha tenido Paraguay en este sentido.
Recordó que hace 30 años, alrededor del 10% de los estudiantes de ingeniería eran mujeres, mientras que actualmente esa cifra alcanza el 30%. Además, como profesora de ingeniería industrial, ha observado un crecimiento en la presencia femenina, llegando incluso a contar con cursos donde las mujeres superaban en número a los varones.
Se ha avanzado en la participación de mujeres en carreras de ciencias duras, pero aún persisten desafíos, especialmente en la ocupación de cargos públicos y en el sector privado. Las mujeres enfrentan barreras estructurales debido a la falta de políticas públicas que reduzcan las desigualdades, especialmente en lo relacionado con la maternidad y la carga de trabajo doméstico. Explicó que, aunque las mujeres trabajan y generan ingresos al mismo nivel que los hombres, siguen asumiendo una mayor responsabilidad en las tareas del hogar, lo que limita su desarrollo profesional.
A esto debe sumarse la persistencia de la brecha salarial y las diferencias en los derechos laborales. Un ejemplo de esto último son los permisos de paternidad para los hombres. “Estos son mejores respecto a los de maternidad, lo que genera una preferencia por contratar hombres en ciertos sectores”, cuestionó.
Esta dificultad también se traslada al acceso al estudio. A diferencia de los hombres, las mujeres pueden enfrentar interrupciones en sus estudios debido a la maternidad y, actualmente, no existen mecanismos de compensación adecuados para estos casos. En carreras de ciencias duras, las estudiantes pueden llegar a perder un año entero por no poder presentar un examen debido al embarazo o nacimiento de un hijo, ya que no se les brinda la posibilidad de recuperar evaluaciones perdidas por estas circunstancias.
Para Canese, aunque se tiende a tratar a hombres y mujeres como iguales en el ámbito académico y laboral, las diferencias en responsabilidades y condiciones de vida hacen que sea necesario desarrollar políticas específicas que promuevan la equidad real.
Visión femenina
La presencia de la mujer en cargos técnicos, además de apuntar a una igualdad de condiciones, también debe aportar una visión diferente a un problema o situación. “La visión de las mujeres es fundamental para abordar problemas que pueden ser invisibles para los hombres. La falta de diversidad en la ciencia limita la capacidad de identificar y resolver desafíos que afectan particularmente a las mujeres, lo cual conlleva la necesidad de una mayor participación femenina en la investigación y el desarrollo tecnológico”, detalló Canese.
Políticas públicas
Si bien las mujeres han ganado participación en carreras de ciencias duras, el reto continúa siendo acceder a posiciones de liderazgo. “Las estadísticas demuestran que hombres y mujeres no tienen las mismas oportunidades, a pesar de contar con capacidades similares”, argumentó Canese.
En ese sentido, mencionó el caso de España, donde se han implementado medidas de paridad obligatoria en cargos públicos y en directorios de empresas privadas. Explicó que, en estos países, no solo se exige que la mitad del gabinete gubernamental esté compuesto por mujeres, sino que también se han regulado los directorios del sector privado para garantizar una representación equitativa.
“En Paraguay existe la percepción de que el Estado no debería intervenir en la composición del sector privado. Sin embargo, el Estado ya regula numerosos aspectos del ámbito empresarial, como impuestos, normas de salubridad, seguridad e higiene, y, por lo tanto, también debería tomar medidas para eliminar las barreras estructurales que limitan la participación femenina”, finalizó.
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