Contános sobre tus inicios
Al culminar mi carrera de chef en Brasil, recibí una beca para ir a Estados Unidos, en donde obtuve un certificado profesional en el mercado americano. Mi padre me ayudó muchísimo con todo. Recuerdo que ese entonces no había el glamour que existe actualmente en el rubro de la gastronomía. Cuando golpeaba las puertas de restaurantes neoyorkinos para pedir trabajo, me abrían muchas, porque era brasilero. Hice de todo, desde picar cebolla hasta lavar platos. Es allí en donde aprendí el servicio de volumen, técnicas, cocinar bajo presión, entre otras cosas que me ayudaron bastante.
¿Cómo fue para que te instales en Paraguay?
Trabajaba como chef ejecutivo y gerente de alimentos y bebidas del Hotel Sheraton en Río de Janeiro. Como parte del programa de Starwood Hotels & Resorts, teníamos que estar dos años en cada país de la cadena, así que me enviaron a Paraguay, al Sheraton Asunción. Realmente no sabía mucho sobre mi nuevo destino. Investigué y vi que el país era pura naturaleza. Cuando llegué me maravillé y dos años después, cuando me quisieron transferir, opté por quedarme en el país. Esto ocurrió hace ya diez años.
¿Qué es lo que más extrañás de tu país?
Lo único que extraño de Brasil a mi hija, a mis padres… a mi familia. Viví en Argentina, en varios estados de Brasil y en Estados Unidos, pero vivo en Paraguay por elección, porque me siento en casa. A veces, cuando voy de vacaciones, quiero volver rápidamente.
Si no eras chef ¿qué ibas a ser?
Siempre tuve una atracción muy fuerte hacia el mar, tal vez algo relacionado a eso. Pero la fotografía es mi otra gran pasión. Quería estudiar en Brasil dirección de cinematográfica y en ese camino conocí a un fotógrafo que trabajaba con chef. Realmente me impresionaron sus trabajos. Por otra parte, mi familia es descendiente de italianos y nos encanta comer. Mis abuelas, mi papá y mi tío, son grandes cocineros. De hecho, mi familia tenía una fábrica de pastas en Brasil. Estuve siempre ligado a la gastronomía y cuando descubrí que era una profesión me encantó. Creo que los eventos tienen mucho que ver con la fotografía y la gastronomía. Gracias a Dios vengo haciendo lo que más me gusta.
¿Cuáles son los desafíos constantes de ser chef?
Con Paola, mi esposa, abrimos un restaurante que nos generó bastante deudas, fue una verdadera escuela para nosotros. Trabajamos muchísimo, pero lastimosamente tuvimos que cerrar. Pienso que si no fuera por esas dificultades, no íbamos a llegar donde hoy estamos. Me siento profundamente agradecido con todos aquellos que aprecian lo que nosotros hacemos. Eso nos motiva a seguir avanzando. Como cita una frase que me encanta “Mantenete ocupado en las cosas que te gustan, que tu destino te va a encontrar”.
¿Qué hacés cuando no cocinás?
Cuando no estoy trabajando, estoy en zapatillas en el Lago Ypacaraí o en el medio del monte. Tenemos una granja en Emboscada en donde paso mucho tiempo. No busco fama, pero el cariño que recibimos de la gente se siente a diario. Verdaderamente me apasiona lo que hago y lo hago con el corazón, cuidando cada detalle, cada preparación y cada ingrediente.
¿Cuál es tu comida preferida?
Entre mis comidas preferidas se encuentran las pizzas, el asado (mi suegro cocina el mejor) y el sushi. También me gusta la comida coreana. ¡Ah y los quesos! Soy un ratón. Todo aquel que me conoce me regala queso. Es algo que nunca falta en mi heladera.
¿Cómo se dio la alianza con la familia Torrents Fonseca?
Los conocí en el Egg Experience, un evento que hasta ahora hacemos con Gustavo Koo, de Nutrihuevos, en donde las personas visitan su planta y terminan almorzando conmigo. Nos unimos y el resultado fue como un matrimonio perfecto. Desde hace tres años trabajamos en varios productos y emprendimientos. Ellos son como mi familia en Paraguay. Almuerzo todos los días junto a Rafael Torrents y Chabela Fonseca, su esposa. Estamos constantemente creando en equipo.
Contános acerca de los emprendimientos que tienen juntos
Primero hicimos las Pizzas Capanna. Luego, hace un año y medio creamos Food Co, una empresa de catering gourmet. Hace poco lanzamos un agronegocio llamado Tomaso. Estamos constantemente creciendo y avanzando con nuevos proyectos. Para mi es un verdadero orgullo trabajar con ellos, porque es una familia que batalló desde el garaje, lo mismo que mi señora y yo. Ladrillo por ladrillo. Capa por capa. Y con el tiempo uno va entiendo como componer todo.
¿Cómo es trabajar con ellos?
El grupo completo fue aportando espíritu para todo lo que hoy día logramos. Tengo la responsabilidad de plasmar mediante la producción las ideas que tenemos, pero en los brainstormings estamos todos. Los Torrents Fonseca son mis hermanos por elección. Con Guille estamos pensando siempre en una acción o cómo llegar a las personas, con Fede ideamos constantemente alguna nueva receta, con Rafa, el director financiero, vemos cómo llegar a la meta. Y Paola es una genia en la organización, sin ella no sería posible todo lo que hacemos. Tenemos la bendición de ser una empresa con muchos especialistas.
¿Cuáles son sus planes?
Queremos mantenerlos como una empresa artesanal, chica. Invertimos en tecnologías en congelados para pizzas. Estamos lanzando unos picantes geniales y Tomaso va en ascenso. Para nosotros lo artesanal es lo primordial. Además, se vienen muchos proyectos nuevos que próximamente les estaremos contando.
Conociendo a: André Magon, un mega capo de la cocina
(Por Nora Vega - @noriveg) El gran chef André Magon es un verdadero apasionado de la cocina. De bajo perfil, nos cuenta que su éxito es el resultado de un arduo trabajo en equipo. Ama lo que hace. Es dueño de una personalidad sencilla y noble, lo cual se refleja en la belleza de cada uno de sus platos.
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