Sin embargo, el crecimiento de esta modalidad también pone en evidencia una gran deuda estructural: la falta de un marco legal robusto para la protección de datos personales y la ciberseguridad.
Miguel Ángel Gaspar, director de Paraguay Ciberseguro, dijo que “el trabajo remoto ha crecido, pero aún adolecemos de cuestiones básicas de protección de datos, protocolos de seguridad y uso ético de las herramientas digitales". Algunas de las grandes empresas optan por mantener esta modalidad y otras exploran la vuelta a la presencialidad. En ese sentido, Gaspar señaló que el verdadero desafío está en asegurar un entorno digital confiable tanto para empleadores como para empleados.
En 2023 entró en vigencia la Ley de Teletrabajo, que contempla el derecho a la desconexión digital y la provisión de herramientas adecuadas por parte del empleador. Si bien es un avance, Gaspar consideró que es una normativa aislada. “Necesitamos con urgencia una Ley de Protección de Datos Personales que complemente este marco y asegure el derecho humano a la privacidad en el entorno digital”.
Las empresas enfrentan una nueva categoría de amenazas: las hiperrealistas. “Estamos ingresando a una era en la que podés recibir una llamada de tu jefe, con su voz y rostro, pero en realidad se trata de una suplantación hecha por inteligencia artificial”, advirtió Gaspar. Esta realidad plantea la necesidad de actualizar las políticas de seguridad empresarial y capacitar continuamente al personal, tanto en herramientas digitales como en criterios éticos y de protección de datos.
Asimismo, mencionó un concepto importante: el data dignity, o dignidad de los datos, que implica tratar la información con el mismo respeto y cuidado que a las personas. “Todos los datos forman parte de la soberanía digital paraguaya. Debemos asumir una postura ética frente a su gestión, establecer protocolos y fomentar una cultura empresarial donde la ciberseguridad no sea opcional”, enfatizó.
Actualmente, el trabajo remoto en Paraguay está más desarrollado en grandes compañías. Las mipymes aún enfrentan barreras estructurales y culturales para implementarlo eficazmente. En cuanto al capital humano, Gaspar observó una brecha generacional que genera desafíos. “Hay una nueva actitud frente al trabajo que pone en jaque el sentido de pertenencia y el compromiso con la capacitación continua”.
En su experiencia, muchas empresas ofrecen programas de formación y cursos internacionales, pero encuentra resistencia, sobre todo en empleados jóvenes, a comprometerse con estas instancias. “Hay un cambio de paradigma: se busca trabajar menos y ganar más, pero eso muchas veces afecta directamente la calidad del servicio o la atención al cliente”, afirmó.
Finalmente, señaló un vacío preocupante, pues el país no cuenta actualmente con una estrategia nacional de ciberseguridad. El Plan Nacional fue derogado en 2017 y Paraguay carece de un comando de ciberdefensa. “Sin un marco claro, seguimos expuestos a riesgos estructurales, desde el espionaje internacional hasta la vulnerabilidad de bases de datos estatales”, concluyó.
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