Hace una semana, las redes se inundaron con la triste noticia de un guacamayo rojo que fue asesinado en la ciudad de Luque, con un disparo de arma de fuego mientras posaba en un árbol, en el patio de una vivienda.
Una de las primeras organizaciones en movilizarse fue Asora, que se dedica al cuidado y monitoreo de este tipo de ave para asegurar el crecimiento de su población.
Según Gustavo Espínola, presidente de Asora, en tiempos remotos el hábitat natural de los guacamayos era Asunción y alrededores, hasta que el crecimiento urbanístico los llevó a la extinción debido a la destrucción de su hábitat.
“No podemos decir que no es su zona, porque realmente siempre lo fue desde hace 200 años”, aseguró Espínola, quien lleva trabajando casi dos décadas en el cuidado de los guacamayos.
Asora empezó su labor hace 18 años, y el punto de partida fue la liberación de unos pocos ejemplares en el área de Central, de modo a buscar su repoblación en la zona.
“Con un proyecto que empezó hace 13 años, la organización se encargó de reflotar la vida de los guacamayos en Central. Primero liberamos 10 ejemplares de guacamayos rojos y guacamayos amarillos. Hoy tenemos registrados 21 nidos en el departamento Central y casi 100 ejemplares volando libres”, explicó.
Cada ave lleva un microchip y un anillo (cámara) con los cuales son monitoreados. “El caso de Luque llevaba puesto su anillo, y era una hembra de unos 20 años. Vale mencionar que pueden vivir hasta 100 años”, agregó.
Tanto el guacamayo rojo, como el amarillo y el azul se encuentran en peligro de extinción. Además, la especie se encuentra protegida por la Ley N° 96/92 de Vida Silvestre, que en su artículo 37 establece que se encuentra prohibido la caza, transporte, comercialización, exportación, importación y reexportación de todas las especies de la fauna silvestre, así como sus piezas y/o productos derivados que no cuenten con la expresa autorización de la autoridad de aplicación.
Además, la Resolución N°254/19 del Mades incluye a estos tres ejemplares, entre otros, como especies protegidas como aves nativas en peligro de extinción en Paraguay.
Apoyar su independencia
Espínola señaló que no se debería alimentar a estas aves ni que se les facilite agua, “porque eso contribuirá a que dejen de ser independientes y libres, y se malacostumbren a ser alimentados por el hombre, sabiendo que hay personas que buscan atraparlos. En Asunción tenemos árboles nativos que proveen frutas y semillas para alimentarse”, refirió.
La organización, igualmente tiene la tarea de trabajar en la concienciación de la ciudadanía sobre la importancia de cuidar a estos seres vivos. “En nuestro local en Luque normalmente realizamos charlas a estudiantes, les hablamos sobre los guacamayos y la importancia de cuidarlos, que los niños crezcan adaptados con el vuelo libre de los guacamayos, que los protejan y sean guardianes de éstos”, recalcó el presidente.
Descansan por días
Es importante mencionar que los guacamayos urbanos suelen tener la costumbre de tomarse descansos largos en patios amplios, por lo que no hay que confundir con que podrían estar enfermos o lastimados.
“Es importante saber que pueden descansar durante dos o tres días en un patio, por lo que probablemente se están alimentando o descansando. Viajan siempre en pareja, aunque de repente se distancian, pero siempre vuelven a reunirse. El guacamayo rojo normalmente pesa 1 kilo, con 90 cm de pico a cola”, dijo Espínola, lo que lo convierte en uno de los más grandes.
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