“En nuestro país, la piscicultura sigue siendo un rubro que gradualmente se va incorporando a la cultura productiva de productores, ya sean pequeños, medianos o grandes. Actualmente la producción está creciendo en la Región Occidental, específicamente en los departamentos de Presidente Hayes, Boquerón y Alto Paraguay”, manifestó la experta.
Según Barua, la especie más cultivada es el pacú en Boquerón y Alto Paraná, atendiendo que se realiza en reservorios de agua donde se integra la producción bovina con la de peces. También se produce surubí y carpa, pero en menor volumen. Mientras que en la zona de Chaco'i, donde ya se incorpora tecnología de producción como estanques circulares de geomembranas, crían tilapia.
“Tenemos un gran avance de la piscicultura en la región chaqueña. Donde antes se la consideraba un hobby, hoy la ven como un mercado potencial. Tanto así que en Filadelfia existe un centro de comercialización de productos provenientes de la piscicultura, lo que consideramos importante para el sector, pues allí llegan productos producidos en Campo 9, Caaguazú, para que puedan ser comercializados en dicha zona”, mencionó.
Para la especialista, la producción acuícola en el Chaco crece de manera gradual y así continuaría, atendiendo que la limitante en la zona es la disponibilidad de agua. “No obstante, más adelante, creo que eso se va a ir superando. La incorporación de tecnología también aumenta, por lo que considero que la evolución será rápida; existe capital para invertir y capacitarse, pero para ello es necesario seguir grabando en el chip de los ganaderos la importancia de integrar la producción”, subrayó.
Por otra parte, la Región Oriental también es fértil para la piscicultura, un ejemplo es la ciudad de Itakyry, departamento de Alto Paraná, “donde se destaca la voluntad política de apoyar al productor”, agregó. Otros departamentos donde el rubro va creciendo son Misiones, Itapúa, Ñeembucú, Caazapá, Cordillera y Central.
De acuerdo con la especialista, el volumen actual de producción a nivel país ronda las 21.000 toneladas en 2023, aunque podría ser más, ya que no hay registros de la producción chaqueña total. Entretanto, el consumo llegaría a 8 kilos per cápita anual.
Y quien desee incursionar en el rubro, está a buen tiempo, puesto que ahora, en octubre, se realiza la siembra de alevines, entre los que se encuentran disponibles los de tilapia, surubí, pacú, carpa y salmón, entre otros. “Los precios varían de acuerdo al tamaño de los peces y recomendamos que se compren de los centros certificados, ubicados por ejemplo en Eusebio Ayala, Campo 9, Santa Rita y en las dos Binacionales, Itaipú y Yacyretá, los cuales están haciendo producción de especies nativas”, mencionó.
En cuanto al sistema de comercialización, Barua señaló que el acopiador se está quedando desplazado. “Se trabaja con la venta directa, que es pesque y pague, lo que le da un valor agregado al productor. La tilapia la venden a G. 35.000 entera y el pacú a G. 40.000 el kilo”, precisó.
“La piscicultura tiene su impacto en lo social pues genera mano de obra e ingresos, alimentos que realmente nutren a las familias y sirve además como terapia ocupacional para adultos mayores de la tercera edad y madres líderes de familia. Igualmente, impacta positivamente en lo que respecta a lo ambiental, pues ayuda a que disminuyan los productos ictícolas y que nuestros recursos naturales y especies nativas se puedan conservar mejor”, enfatizó.
Veda 2023
Barua también habló del inicio del periodo de veda, que va desde el 1 de noviembre hasta el 15 de diciembre, en aguas compartidas con Argentina y del 1 de noviembre al 31 de enero del 2024, en aguas compartidas con Brasil.
“Queremos que los pescadores sean conscientes de la importancia de respetar el periodo de veda para que así tener la posibilidad de que los alevines puedan renovar nuestras especies nativas en nuestros ríos y, por sobre todo, que aquellos pescadores que viven realmente de la pesca puedan continuar subsistiendo”, concluyó.
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