Aunque puede parecer una estrategia agresiva, si no se realiza de la forma correcta, el activismo de marca es una tendencia que llegó para quedarse.
La razón es sencilla: el consumidor no compra únicamente un producto, sino todo aquello que representa la compra de este. O sea, su impacto en el medioambiente, su cometido respecto a la igualdad de género o incluso su posicionamiento político. Es una unión de buenas estrategias de comunicación y un buen planning sobre temas que afectan directamente al comportamiento del consumidor, especialmente a los más jóvenes.
Si bien no tenemos mucha data al respecto, está claro que la empatía ante los sucesos actuales hace que nuestra marca se haga más amiga y confiable frente a las demás.
¿Pero qué tan efectivo es para las empresas? Una buena estrategia de activismo de marca no solo llevará el nombre de la empresa a la boca de todos, sino que también impulsa el consumo correcto. Pero sí, aún hay consumidores que lo miran con ojos chinos, ya que, según estudios, de un 100%, la gran mayoría ven de manera positiva el activismo de marca, el 17% observa con ojos chinos o críticos y el 34% adopta una posición neutral.
Pero, ¿realmente ya te preguntaste qué es el activismo de marca? Bueno básicamente es una estrategia de storytelling bajada a hechos del momento actual y cómo hacer relevante el producto, relacionado con el mundo en el que vivimos. Es ahí cuando un factor clave entra en juego, el vender humo por vender. El simple hecho de colgarse de una tendencia mundial, sin que esto signifique cambios reales y con un respeto a la actividad.
Un buen planning y compromiso no solo con la marca, sino con los consumidores hace que nuestro producto sea visto de manera distinta, y esto no solo puede llevar a cambios reales como también a aumento en las ventas y en el famoso engagement de la marca.
Sí, porque no son solo estudios, es un mirar alrededor, observar al de al lado y a uno mismo y ver que aun queriendo o no, un buen activismo de marca influye no solo en nuestro comportamiento de compra, sino también en cómo vemos, hablamos y recordamos a una marca. Más en un momento tan delicado como el que vivimos en la actualidad, en el que no solo buscamos una buena experiencia en compra, buscamos un plus de humanidad y empatía de las marcas que elegimos.
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