¿Cómo empezó su carrera empresarial?
Al pertenecer a una familia con padres emprendedores que formaron una empresa familiar, de alguna manera di los primeros pasos teniéndolos de ejemplo. Los hijos mayores de padres emprendedores somos quienes más vemos ese inicio y nos toca acompañar desde chicos. Los acompañamos a sus reuniones, la oficina se vuelve casi parte de nuestra casa, trabajamos desde adolescentes en distintas áreas. Tenemos esa oportunidad de ver y vivir desde muy cerca las distintas áreas de una empresa y lo que implica. Y al terminar el colegio me tocó comenzar en el área de importaciones como asistente, donde -gracias a un buen ambiente dentro del equipo- entendí cuál es la columna vertebral de una empresa como la nuestra.
¿Qué obstáculos encontró para desarrollarse como empresario?
El camino está lleno de obstáculos siempre. Sin entrar en detalles, pero basado en un estudio de hace un par de años donde se menciona que casi el 50% del PIB del país es de la economía informal, creo que el camino del empresariado responsable con el país y la sociedad tiene muchos obstáculos, internos y externos.
Externos son la informalidad que forma parte de nuestra cultura, las variaciones del mercado mundial que afectan a un país pequeño como el nuestro, la necesidad de mejor desarrollo de recursos humanos, con la educación como ingrediente principal.
Internos son aprender con la práctica las dinámicas de una empresa familiar desde adentro, con la familia y con los colaboradores que se unen –no hay un libro que hable al respecto-, el ordenamiento del éxito -el éxito tiene muchos ingredientes caóticos en su crecimiento-, y el dinamismo natural de los cambios en consumo y necesidades. Lo bueno de los obstáculos es que si estamos atentos, nos invitan y desafían a crear caminos para reencontrarnos con el éxito.
¿Cuál considera que es su mayor éxito como empresario?
Es difícil definir, sobre todo considerando que el éxito es un indicador tardío que habla de lo que hicimos bien en el pasado. Me gustaría que en el futuro sea principalmente el impacto positivo generado en el crecimiento y desarrollo de personas, y que a la par también generen un impacto positivo en otros y, por ende, en conjunto, para la comunidad, la sociedad y el país.
¿Qué consejo le hubiera gustado recibir cuando estaba iniciando su carrera empresarial y se lo daría a otro empresario ahora?
Poner foco en cuadricular la empresa. El sueño, la visión, pasión, etc., necesitan siempre mucha claridad, que sólo podemos tener con procesos claros, métricas definidas, empresas cuadriculadas en todas las áreas.
¿Es el Estado un aliado o un problema para el empresario? ¿Qué le reclamaría?
El Estado es un potencial aliado. Nos gustaría, como empresarios y como sociedad, que se siga reforzando y cuidando la formalidad y la previsibilidad. Es la única manera de construir para todos a futuro. No podemos seguir ocupando los últimos puestos de educación en la región y en el mundo y esperar un mejor futuro. No podemos seguir estando tan altos en el ranking de percepción de corrupción y pensar que podemos construir a largo plazo para el bien de todos.
¿Qué bondades y defectos tiene el empresario paraguayo?
El empresario paraguayo es igual que cualquier otro empresario del mundo, pero no quiero meter a todos en la misma bolsa. Bondades y defectos son categorías que definimos según lo que buscamos. Sí creo que podemos seguir apostando más a un desarrollo de la formalización de los negocios. Nuestro involucramiento social y civil debe ser para aportar al desarrollo.
El empresario actual ¿debe tener alguna formación profesional relacionada con el mundo de los negocios?
Una frase de Isaac Asimov resume algo que va para los empresarios y más allá: “La gente piensa que la educación es algo que se puede terminar”. El aprendizaje, un acto voluntario, debe continuar de por vida. Si la educación puede ser profesional, mejor, ya que aprender de quienes nos han legado lo mejor que han encontrado, nos ahorra tiempo, un recurso no renovable. Sólo podemos ver más lejos parados en hombros de gigantes.
¿Un libro que todo CEO o gerente general debería leer al menos una vez en su vida?
En mi visión, un CEO o gerente general normalmente llega adonde llega por acumular principalmente logros y conocimientos técnicos. El mundo hoy nos demanda más habilidades holísticas. Uno de mis libros favoritos es Principles, de Ray Dalio; lo leí hace seis o siete años y me sumó mucho.
¿Cuál es su recomendación para mantener a su equipo motivado?
Escuchar a los miembros del equipo. Creo que la motivación externa es complicada y efímera, pero podemos sumar si buscamos formar gente con la mentalidad similar de crecimiento, un equipo que sabe qué se espera de sus integrantes, que sienten lo importante que es su contribución a la organización y que tienen criterios y reglas claras para moverse dentro con autonomía.
¿Cómo lidia con el estrés que produce la actividad empresarial?
Mi gran lección de la pandemia, cuando todo se veía impredecible y no se divisaba fácilmente una salida fácil, fue establecer una rutina. Entender la dicotomía del control, aprendizaje del estoicismo, donde se separa lo que puedo controlar de lo que no puedo controlar. Sumé a mi rutina el journaling matutino para reflexionar, ordenar y clarificar pensamientos e ideas, sumé mejores hábitos alimenticios, una rutina de ejercicios, lectura de filosofía. Además, la base de todo, es buscar dormir mejor.
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