¿Qué se debe considerar hoy para el bienestar laboral en los espacios físicos?
Tenemos que pensar cómo van a ser los espacios de trabajo que buscan los usuarios de los edificios. No pensemos en el espacio de trabajo como lo que siempre imaginamos, una oficina. Hoy un espacio de trabajo es un ecosistema mucho más complejo que una oficina. Y no todos trabajan en oficinas o solamente en ellas.
¿Qué exigen quienes se incorporan al mundo laboral?
Los nuevos talentos y los jóvenes que se incorporan al trabajo están demandando el encontrarse. Luego del aislamiento que sufrimos durante el 2020-2021 hubo como una explosión de esa necesidad de sociabilizar. Los bares están llenos, los teatros están llenos, los estadios están llenos, pero las oficinas no. La oficina no empezó a ser aún todo lo social y lo ocupacional que tiene que ser. El espacio físico tiene que reflejar ese tipo de necesidades y de demanda.
¿Cómo están cambiando las oficinas?
Han comenzado a construir espacios para poder juntarse, para poder pensar, son espacios que son extraordinariamente innovadores. Hay empresas que ya han dado un salto de calidad en términos de lo que producen porque una cosa es operar y otra cosa es innovar. Una cosa es resolver problemas y otra cosa es generar nuevas cosas para el mundo laboral, generar nuevas empresas, nuevos negocios y tener ideas innovadoras. Y eso se genera cuando hay sinergia y cuando se trabaja en conjunto.
¿Y el entorno?
No son sólo las oficinas, sino las oficinas y su entorno, dónde están ubicadas, dónde hay espacios verdes, áreas para hacer deporte, áreas de recreación, para juntarse en bares y demás. Eso es lo que atrae y no solamente las oficinas sino el after office, no solamente el after office sino que el espacio físico que yo tengo en mi oficina me represente.
Mencionó que la oficina cada vez se parece más al hogar…
Dije que las oficinas cada vez son más semejantes a los hogares. Con eso quise significar que las texturas, los colores, la materialidad del sillón que tengo en la oficina son cada vez más parecidos al del sillón que tengo en casa. Son espacios más domésticos, más acogedores, espacios que invitan a quedarse.
También mencionó tres ejes que se deben tener en cuenta...
El primero es la puja por el talento, que es cómo estoy preparado como empresa, cómo está preparado mi espacio físico, considerando que hoy ya no es sólo la imagen o el nombre de la empresa lo que atrae y retiene, ni tampoco es la remuneración económica, sino la propuesta integral de la compañía.
El segundo punto es la hiperflexibilidad que consiste en pensar el espacio de trabajo, y no solamente la oficina, como un ecosistema. La casa, los espacios abiertos, públicos, los bares, los aeropuertos, los hoteles y la oficina forman parte de un gran ecosistema donde tengo que ver cómo mis colaboradores se integran en cada una de esas partes y se identifican mejor con cada una de ellas. Si tengo nómades digitales o no, cómo trabajo con ellos. Si tengo personas que tienen alguna necesidad de estar más tiempo en su casa porque tienen niños pequeños o tienen hijos en edad escolar y quieren ir a buscarlos y luego volver a trabajar.
El tercer eje es el de la responsabilidad social y ambiental, lo que entendemos como la sustentabilidad y sostenibilidad del proyecto, tanto arquitectónico como del empresario. Qué gobernanza tiene, qué transparencia, qué ética y qué rol social cumple el medio en el que estoy trabajando. El principal impacto de la huella de carbono en las ciudades lo tienen los inmuebles comerciales, shoppings, oficinas, hoteles. Si no hacemos algo con eso, estamos generándonos un problema. Los colaboradores hoy no van a estar en una oficina que no contemple eso.
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