"Tampoco hay una recuperación sincronizada, es decir, todavía hay sectores que realmente están pasando dificultades, como el de servicios y parte del sector comercial. Además, también se sintió un descenso en el movimiento de las industrias, especialmente la de indumentarias o autopartes", afirmó.
Para Ramírez, el crecimiento económico estuvo mayormente vinculado a los negocios agrícolas, agropecuarios y al sector de la construcción.
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De igual forma, para incentivar el movimiento en los sectores empresariales más afectados por la caída en el consumo, “el Gobierno debe tomar medidas más eficientes en determinaciones como las restricciones de horarios y los requisitos para su adecuación a las normas sanitarias, considerando que estas medidas solamente sirven para el sector formal, porque el informal no tiene horarios ni protocolos”, argumentó.
"Las encuestas oficiales mencionan que existirá −hasta fin de año− menor cantidad de volatilidad en el movimiento actual del mercado. Hay tres temores importantes: el primero es el contagio de COVID-19, el temor a no tener una infraestructura sanitaria adecuada en caso de agravarse la situación y a pasar situaciones como pérdida de empleo o caída de la facturación, entre otros casos similares", indicó.
Las tendencias de consumo están orientadas a aquellos sectores que se enfocan más a las necesidades primarias, como son la alimentación, bebidas, pero no así en sectores como ocio, indumentarias (especialmente para salidas), entonces se tiene esas diferencias comparativas, resaltó.
Algo visible, según reportes del BCP, es que la solicitud de créditos fue en aumento, con un crecimiento por encima del 4% en julio en moneda local (similar al movimiento de junio) e interanualmente se tuvo un incremento del 10% en este sector, señaló. No obstante, los créditos en moneda extranjera cayeron un 7%, pero esto tiene relación con la suba en su cotización y la devaluación del guaraní.
Al mismo tiempo insistió: “El contrabando está más campante que nunca y está repercutiendo enormemente en los sectores comerciales, que de por sí están luchando contra la situación”.
"La diferencia cambiaria que tenemos con respecto a los países vecinos y la devaluación en sus monedas locales hace que se promuevan este tipo de acciones, con una caída del 40% en el valor del real y más del 100% en el caso del peso argentino. Esto hace que los precios estén muy por debajo e ingresen masivamente al mercado de forma irregular", expresó.
Por último, reconoció que el acceso al crédito para empresas de todos los tamaños mejoró sustancialmente y que el problema radica en aquellas empresas que por distintos motivos ya venían con los balances afectados antes de la pandemia y en los productos a tasas competitivas que se ofrecen a empresas que necesitan créditos superiores a los G. 1.500 millones.
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