Los institutos superiores son centros de formación universitaria que ofrecen programas de grado y posgrado en un área específica del saber. A diferencia de las universidades, no pueden constituirse en varias facultades ni ofrecer carreras en distintas áreas del conocimiento.
José Fernando Duarte Penayo, presidente de la Aneaes, detalló que, en Paraguay, de las 431 carreras acreditadas, solo el 2% corresponden a institutos de educación superior, lo que evidencia una baja participación de estas instituciones en los procesos de evaluación. Amplió que actualmente existen 38 institutos superiores habilitados por el Consejo Nacional de Educación Superior (Cones), de los cuales 10 están enfocados exclusivamente en el área de la salud. Sin embargo, de las 337 ofertas académicas disponibles en estos institutos, apenas 29 cuentan con acreditación. “Esto es especialmente preocupante en el sector salud, donde dos institutos ni siquiera cuentan con registros claros de sus carreras habilitadas”, cuestionó el titular de la Aneaes.
Los institutos de educación superior deben someterse a procesos de evaluación y acreditación no solo por exigencia legal, sino también para garantizar la calidad de sus programas. La Ley 2072 establece que ciertas carreras, como medicina, odontología, ingeniería, derecho e ingeniería agronómica, están reguladas y, junto con todas aquellas que impactan directamente en la vida de las personas, deben cumplir con estándares mínimos de calidad.
“Más allá del cumplimiento normativo, la acreditación permite a las instituciones obtener un diagnóstico detallado sobre sus fortalezas, debilidades y oportunidades de mejora. Además, brinda a la población información clara sobre qué carreras cumplen con los requisitos básicos para considerarse de nivel universitario”, puntualizó el presidente de la Aneaes.
Evaluación por fases
Para mejorar el sistema de evaluación, la Aneaes ha desarrollado un nuevo modelo por fases: una primera etapa que asegura los criterios indispensables, una segunda enfocada en innovación y mejora continua, y una tercera orientada a la excelencia. Sin embargo, muchas carreras aún operan con una simple habilitación legal, sin garantizar calidad académica ni brindar información sobre la inserción profesional de sus egresados, lo que refuerza la urgencia de regularizar su situación.
Por su parte, Jorge García Riart, analista de Políticas de Educación Superior, afirmó que el principal desafío de los institutos superiores es garantizar una educación de calidad, similar a la de las universidades, pero con un enfoque especializado en un área del saber. Su propósito es profundizar el conocimiento en su disciplina y ofrecer formación de alto nivel.
“En otros países, las escuelas de altos estudios suelen ser de mucho más prestigio que las propias universidades porque se dedican a un área del saber y desarrollan todo su conocimiento en esa disciplina”, dijo el analista.
El número reducido de ofertas académicas acreditadas en los institutos superiores da como resultado la ausencia de una garantía oficial de que la formación de grado o posgrado que imparten cumpla con los estándares mínimos de calidad.
“Aunque estos institutos ofrecen educación universitaria, los estudiantes carecen de certezas sobre la validez y el nivel de su formación, lo que subraya la necesidad de una mayor regulación y evaluación por parte del Estado", finalizó.
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