La erosión de un orden y el ascenso del proteccionismo
Karina Cáceres, máster en Relaciones Internacionales, explicó que esta “crisis” hace referencia a que “se erosionó cierta gobernabilidad que se basaba en un mundo creado tras la Segunda Guerra Mundial”. Aquel orden, como señaló Cáceres, “era un orden de los que tenían el poder” y hoy se está reconfigurando ante la disminución de la hegemonía exclusiva de Estados Unidos y el ascenso de nuevos actores como China e India. En este contexto, figuras como Donald Trump irrumpieron con fuerza, promoviendo un proteccionismo nacionalista agresivo. “Trump llegó más fuerte contra el multilateralismo en su segundo periodo”, afirmó Cáceres, destacando que su política de America First y sus aranceles generaron una crisis en el sistema. Instituciones clave como la Organización Mundial del Comercio (OMC) se ven limitadas para dar respuestas efectivas a los conflictos comerciales actuales.
Este giro debilitó el orden liberal que permitía negociaciones colectivas, dando paso a una serie de conflictos bilaterales donde los grandes poderes imponen su fuerza. Estados Unidos aplicó aranceles elevados a productos mexicanos, tecnología china y alimentos de la Unión Europea, en una clara demostración de que las reglas comunes perdieron peso. “No existe un único responsable, pero sí un promotor: la administración Trump. El ‘America First’ y sus políticas arancelarias y exteriores generan la crisis del multilateralismo”, sentenció Cáceres. Este ambiente envenena el terreno para la cooperación y afecta directamente la estabilidad de las cadenas de suministro globales.
Guerras comerciales y el precio de la “lealtad geopolítica”
La confrontación entre Estados Unidos y China trasciende lo económico: es una pugna estratégica que define alianzas globales. “La guerra comercial entre China y EE. UU. no solo es una guerra económica, sino también fija el precio de la lealtad. Eso se ve en Argentina y Paraguay y en el apoyo a Trump”, opinó. Para países medianos o pequeños, esta competencia plantea un desafío existencial: definir su posicionamiento en un tablero donde las grandes potencias libran batallas por el dominio tecnológico, militar y comercial. “Ahí es cuando resulta decisivo para países como el nuestro, sin el poder que tienen otros, definir cómo actuamos”, reflexionó.
Esta disputa se manifiesta en múltiples frentes: desde guerras armamentísticas —donde Trump habló de realizar pruebas nucleares, rompiendo convenios— hasta el dominio de la tecnología, con el caso de TikTok enfrentado al grueso de las redes occidentales. Frente a esto, las naciones buscan reducir su dependencia. Cáceres, quien vivió en Rusia, destacó el “desacoplamiento” de Estados Unidos como un factor clave.
“Lo que hicieron en Rusia fue una reestructuración económica para no depender de la tecnología extranjera: crearon plataformas propias. Lo mismo ocurre con China”, sostuvo. Aunque esta semana China y EE. UU. acordaron una tregua arancelaria, estos vaivenes políticos tienen un impacto directo en la canasta básica y en el precio del combustible de países lejanos a la contienda.
El efecto llega directamente a países como Paraguay, donde el conflicto geopolítico se traslada a ámbitos como las licitaciones públicas para la tecnología 5G. “Hay restricciones a la tecnología de China. El desacoplamiento implica este tipo de conflictos. Esto perjudica al país. ¿Cómo puede ser que tengamos una restricción de ese tipo por algo diplomático?”, se preguntó Cáceres.
Hacia un nuevo orden multipolar y la búsqueda de soluciones
Para Cáceres, los actores de relevancia en el mundo multipolar son Estados Unidos, la Unión Europea, China, India y Rusia, que ha ganado preponderancia al tomar nuevas acciones, tejer alianzas, crear instituciones financieras y contrarrestar el poder hegemónico de EE. UU. En este escenario, añadió que la Unión Europea es vista como una potencia que “fracasó en su liderazgo”, con la guerra en Ucrania como prueba de sus limitaciones.
En ese mismo contexto, recordó que espacios de gobernanza global como el Consejo de Seguridad de la ONU se muestran desactualizados, lo que ha llevado a países como Paraguay y Brasil a pedir reformas urgentes.
Por último, Cáceres señaló que el camino está en revitalizar los bloques con agendas comunes en comercio, cambio climático y otros temas. El desafío para las naciones es navegar este periodo de transición, forjando alianzas inteligentes y flexibles que les permitan proteger sus intereses en un sistema donde las viejas reglas ya no aplican y las nuevas aún se están escribiendo entre tensiones y disputas por el poder. Para Paraguay, recomendó abandonar posiciones anacrónicas de alineamiento total con EE. UU. y evaluar con menos sesgos los beneficios de establecer relaciones diplomáticas con China.

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