En el marco de su celebración, desde InfoNegocios conversamos con Claudio Velázquez, director de Ordenamiento Territorial del Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mades), quien comentó que el país está abordando la conservación del suelo desde una mirada científica y sostenible, alineada a los compromisos internacionales asumidos por Paraguay en 1992, cuando se firmó la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación.
Uno de los pilares del enfoque actual es el desarrollo de un diagnóstico riguroso de la calidad del suelo en zonas puntuales. Según Velázquez, “Paraguay se encuentra realizando unos estudios de calidad del suelo, en la zona del Bosque Atlántico del Alto Paraná (BAAPA), en la zona de Ñeembucú y en la ecorregión Chaco seco, muestras de diferentes tipos de suelos para ver la situación en cuanto a suelo degradado, suelo recuperado y suelo de un nivel medio”, dijo.
Velázquez aseguró que toda actividad humana impacta en la calidad del suelo. “La deforestación, por ejemplo, reduce la capacidad del suelo de retener humedad y nutrientes. La urbanización desordenada sella la superficie y elimina la vida microbiana esencial para su regeneración”, detalló.
Para el especialista, lo importante está en adoptar prácticas amigables con el suelo, como la rotación de cultivos, el uso de abonos verdes de invierno y verano, y técnicas de cobertura vegetal.
En ese marco, el Mades trabaja actualmente con dos grandes programas: Paraguay Más Verde, orientado a la protección ambiental y forestal con énfasis en sostenibilidad; y Folur (es un programa global respaldado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial —GEF, por sus siglas en inglés— y liderado por el Banco Mundial), que focaliza sus esfuerzos en zonas frágiles con alta presión ambiental.
Las condiciones climáticas extremas, como las olas de frío recientes, también afectan la salud del suelo. Velázquez advirtió que los productores que no adoptan medidas preventivas sufren más consecuencias. “El uso de abonos verdes de invierno permite proteger el suelo en épocas de frío extremo. Sin esa cobertura vegetal, el suelo se erosiona, pierde estructura y nutrientes”, dijo.
Una de las estrategias más recientes del Mades es el diseño de un manual de buenas prácticas para el uso y conservación del suelo. Este documento ofrece herramientas prácticas para que los productores optimicen el uso de sus parcelas sin comprometer su salud a largo plazo.
A la par, el trabajo de ordenamiento territorial avanza para planificar el crecimiento urbano, agrícola e inmobiliario de forma equilibrada. “Es fundamental que el desarrollo sea planificado. Sin un ordenamiento claro, se pierde suelo y se generan conflictos de uso”, sostuvo Velázquez.
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