Ese hábito de mirar se transformó, con el tiempo, en un deseo de comprender y contar. En 2012 llegó a Buenos Aires para estudiar Diseño de Imagen y Sonido en la Universidad de Buenos Aires (UBA). La experiencia universitaria lo formó no solo como cineasta, sino como pensador político. “La política argentina en ese momento era muy inclusiva. Estudiar en la UBA me despertó intereses políticos que, capaz, en Paraguay nunca había tenido. Ahí descubrí que había muchos vacíos históricos en mi país, silencios que necesitaban ser revisitados”, contó.
Entre alquileres, trabajos ocasionales y experimentos audiovisuales con amigos, fue delineando su voz. Esa voz encontró un su lugar en los cortometrajes, en la investigación y, finalmente, en "Bajo las banderas, el sol", un proyecto que empezó como un ejercicio de memoria personal y terminó convirtiéndose en una película premiada y reconocida en festivales internacionales. “No empezó como película, sino como una investigación. Era algo que yo quería entender sobre la dictadura de Stroessner. Después, en el proceso, nos dimos cuenta de que podía ser cine”, explicó.
El suyo no es un cine clásico ni se ajusta a estructuras convencionales de guion. Pereira se reconoce en la no ficción, en el documental experimental, en el cine reflexivo. “Me gusta llamarlo cine curioso. Porque parte de la curiosidad, de investigar, de mezclar lo teórico con lo audiovisual, de experimentar entre lo narrativo y lo abstracto. Es, para mí, una especie de laboratorio”.
En ese laboratorio, el archivo se convierte en materia viva, y la pantalla, en espacio de debate. “Las películas no son solo para ver y oír. También son para debatir, para charlar. Hay un tipo de cine que busca anestesiar y pasar la noche, pero también hay otro que propone reflexión. Ese es el que me interesa”, expresó Pereira.
Su obra dialoga con la historia, pero no se limita a ella. Aunque el periodo dictatorial paraguayo sigue siendo un terreno fértil para nuevas miradas, Pereira enfatizó que hay muchos otros procesos políticos y sociales que merecen ser contados. “No alcanza la vida ni el presupuesto, pero lo importante es hacer lo que se pueda con lo que la vida da. No soy ningún descubridor, solo soy un medio. Y lo que hago es una ofrenda de lo que encontré, para que otros también armen sus narrativas”, dijo.
En cuanto a su visión del cine paraguayo actual Pereira cree firmemente en la necesidad de construir comunidad. “Estamos en un momento increíble. Tenemos que apoyarnos entre todos los que hacemos cine y tratar de ir juntos. Cada espacio ganado afuera tiene que abrir el camino para el siguiente. Solo así se sostiene el crecimiento”.
Para él, el cine paraguayo, no puede avanzar sin políticas públicas claras que lo respalden. La profesionalización del sector requiere continuidad, inversión y visión a largo plazo. “El Estado paraguayo debe seguir apuntando a políticas públicas. Es la única manera de salir adelante”.
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