¿Cómo fueron tus primeros pasos en el cine?
Tuve una beca de la Escuela de cine en San Antonio de los Baños, Cuba, en 1993, ahí supe que quería estudiar cine y hacer esto toda mi vida, luego, estudié en la Universidad del cine de Buenos Aires, y me recibí de licenciada en cinematografía.
Hamaca paraguaya fue una de tus películas que marcó un antes y un después en el cine. ¿Qué creés que representó esa película para el audiovisual paraguayo?
Pienso que lo más importante que dio esa película, es la sensación de que en Paraguay podíamos hacer cine. Asentó nuestro deseo y quizá también nuestras posibilidades.
¿Imaginaste alguna vez que ibas a tener tanto impacto nacional e internacional?
¡No solamente no lo imaginé, no lo pude dimensionar hasta años después que haya ocurrido!
¿Cómo describirías la evolución del cine paraguayo en los últimos 15 años? ¿Qué avances destacás y qué sigue siendo una deuda pendiente?
Gratamente nuestro cine creció enormemente. Para la gente que mira de lejos nuestro hacer, quizá, puede parecerle normal que una película esté en Cannes, o en Berlín, como en el caso de Martinessi o Renate Costa (guionista), o en San Sebastián o en los Goya, como el caso de 7 Cajas, pero eso es algo muy difícil para cualquier cineasta de cualquier lado del mundo. Inclusive algunos cineastas que vienen de países más desarrollados y con una cinematografía más prolífica, no llegan a estas instancias. Lo que logró Paraguay es insólito, y quiero por sobre todo destacar el trabajo que hicimos muchas y muchos cineastas con condiciones muy escasas. Y como mayor avance, destaco la creación del Instituto Nacional Audiovisual del Paraguay (INAP), y creo que queda pendiente la creación de una escuela nacional de cine, que pienso, puede ser una enorme potencia a nivel regional. Tenemos todo para crear algo enorme y ser un centro en el mundo.
¿Cómo te imaginás el cine paraguayo dentro de 10 años?
Sueño con que haya más directores y directoras que puedan contar quiénes somos, cómo somos, y hagan que nos reconozcamos en lo que hacen.
¿Qué te gustaría que pase a nivel regional y global?
A nivel regional, quisiera que nos convirtamos realmente en una gran potencia, en una referencia, que vean a Paraguay como un lugar donde se filma y se genera un cine de calidad y que, además, la gente venga a formarse a nuestro país, me gustaría que tengamos la escuela más importante de la región. Y a nivel global, quisiera que el cine pueda mirar lo que pasa en el mundo y pueda ayudar a revertirlo. La humanidad está en un momento muy delicado y quisiera que el cine sea una herramienta que ayude a pensar qué sociedad queremos construir.
¿Cuáles son los planes y proyectos que tenes para los próximos años?
Actualmente estoy trabajando en dos proyectos, estoy colaborando con Olinda Ruíz en un proyecto suyo que se llama "Los Silencios de Mi Nombre". Olinda es nieta de Julián Ruíz Paredes, represor de la dictadura y cuenta la historia de su abuelo. Y también estoy trabajando en "El Único Tiempo", un proyecto propio que comencé a trabajar hace dos años con una beca que me otorgó el Instituto Radcliffe de la Universidad de Harvard y espero filmarlo pronto.
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