Actualmente, Paraguay produce cerca de 11 millones de toneladas de soja por año y exporta aproximadamente 7,9 millones en estado natural, lo que lo posiciona como el sexto productor mundial y el tercer exportador global de granos. Sin embargo, solo el 25% de esa producción se industrializa localmente, a pesar de contar con una capacidad instalada para procesar hasta el 40%.
“Eso nos muestra que hay un margen concreto de crecimiento. Industrializar más significa generar valor agregado, empleos de calidad y mayor estabilidad económica”, señaló Valdez.
Desde Cappro consideran que el país ya cuenta con los pilares necesarios para dar ese salto: mercados interesados, infraestructura operativa y capital humano capacitado. El objetivo ahora es articular una estrategia que permita no solo exportar más, sino exportar mejor: productos procesados, con innovación y sostenibilidad.
US$ 1.000 millones ya invertidos
Las empresas asociadas a Cappro ya invirtieron más de US$ 1.000 millones en infraestructura y tecnología. Pero para que esas inversiones se consoliden, el gremio apunta a impulsar políticas públicas que estimulen el desarrollo industrial de forma sostenible y equitativa.
Uno de los principales desafíos, según Valdez, es corregir distorsiones fiscales que afectan directamente la competitividad, como la falta de devolución del IVA a las exportaciones de productos industrializados derivados de la soja. “Esto reduce nuestra capacidad de competir en mercados internacionales frente a países que sí aplican políticas de incentivo”, explicó.
En este sentido, desde la cámara también promueven la creación de un régimen de promoción de inversiones orientado específicamente a la agroindustria, con foco en sectores complementarios como la producción de carnes y biodiésel. La meta es construir un ecosistema industrial que dinamice la economía, fomente la tecnología, fortalezca las cadenas logísticas y reduzca la dependencia de los ciclos estacionales.
Si bien la actividad industrial mostró una leve caída al cierre de mayo respecto al mismo periodo del año anterior, hay señales positivas: el uso de la capacidad instalada alcanzó un 76%, dos puntos porcentuales por encima de abril. “Eso refleja la resiliencia de nuestras industrias y nos da señales de que estamos en el camino correcto”, afirmó Valdez.
Para la segunda mitad de 2025, las expectativas son alentadoras. Cappro trabaja en una serie de propuestas alineadas con el Plan Paraguay 2035, que promueve el crecimiento basado en valor agregado y desarrollo agroindustrial. Entre los temas que se plantearán al Gobierno están la necesidad de condiciones tributarias más competitivas, incentivos inteligentes para el procesamiento local y la integración de cadenas productivas complementarias.
“La industrialización es una turbina de desarrollo para Paraguay. No hablamos solo de beneficios económicos, sino también de impacto positivo en comunidades, empleo formal y posicionamiento internacional”, sostuvo Valdez, quien busca posicionar a Cappro como un actor estratégico en la construcción de un nuevo modelo de crecimiento basado en la transformación productiva.
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