Carlos Blanco, encargado de superalimentos de Alpacasa, explicó que el proyecto surgió de la necesidad de dar un salto cualitativo en la cadena de valor. “Paraguay suele exportar commodities con poco margen de ganancia. Con Chíame, queremos exportar conocimiento, tecnología y nutrición, no solo materia prima”, señaló.
El producto consiste en una mezcla de semillas de chía y sésamo, tostadas y molidas con una granulometría especial. La combinación no solo mejora la biodisponibilidad de los nutrientes, sino que también permite múltiples usos culinarios. Según la presentación, que puede ser dulce, salada o saborizada, el producto puede espolvorearse sobre ensaladas, pizzas, yogures o incorporarse en batidos energéticos. “Tomando el ejemplo de Los Simpson, queremos que haya una presentación para cada miembro de la familia: desde Homero comiendo pizza hasta Lisa con su yogur saludable”, ejemplificó Blanco con humor.
Para el desarrollo de Chíame, la firma recibió financiamiento del Conacyt, lo que le permitió adquirir la maquinaria necesaria y llevar a cabo procesos de industrialización más complejos. La inversión total del proyecto supera los US$ 700.000, fruto tanto de fondos públicos como de aportes propios. “La parte industrial ya está resuelta. Ahora el desafío es educar al consumidor y encontrar socios estratégicos en marketing y distribución”, indicó el especialista.
Aunque el foco principal está puesto en la exportación a mercados exigentes como Europa y Estados Unidos, Blanco no descartó una introducción gradual en el mercado local. “Quizás no sea un gran negocio al principio, pero nos permitirá tener una experiencia directa con el consumidor paraguayo, algo fundamental para afinar nuestra estrategia global”, comentó.
Actualmente, la planta industrial de Alpacasa está ubicada en la localidad de Jejuí, en el departamento de San Pedro, y procesa semillas tanto de producción propia como de pequeños y medianos agricultores de todo el país. En 2024, la empresa exportó cerca de 7.000 toneladas de granos y apunta a superar las 10.000 toneladas este año. Además del sésamo y la chía, la firma está desarrollando una nueva división para el procesamiento de maní, y ya incursiona en la producción de esencias naturales para la industria alimentaria.
El desarrollo de Chíame no solo representa una apuesta empresarial, sino también una visión estratégica para transformar la matriz exportadora paraguaya. “No se trata solo de innovar en el producto, sino en la mentalidad. Tenemos que salir del rol de proveedor barato y entrar en el juego del valor agregado”, enfatizó Blanco.
Mientras aguardan la concreción de alianzas comerciales en el exterior, en Alpacasa ya están listos para comenzar la producción a mayor escala. El paso siguiente será encontrar ese socio que impulse la llegada de Chíame a las góndolas nacionales e internacionales.
En tiempos donde la alimentación saludable y los productos naturales ganan protagonismo, la propuesta de Alpacasa llega en el momento justo. Una muestra más de que el agro paraguayo tiene mucho más para ofrecer que materia prima: también puede exportar innovación.
Tu opinión enriquece este artículo: