China se mantiene al frente del podio mundial como el mercado de real estate más valioso, representando casi un cuarto del total global. Sin embargo, sufrió una caída del 5,2% en moneda local (8% en dólares), por la desaceleración de los precios y del nuevo desarrollo.
Estados Unidos le pisa los talones: ya aporta el 18% del valor global y creció un 5,1% en 2024, gracias a un impulso sostenido en viviendas nuevas y al alza generalizada de precios.
Juntos, China y EE.UU. concentran cerca del 44% del valor mundial de propiedades residenciales. El resto del top 10 (Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, Canadá, Australia, Corea del Sur e Italia) suman otro 27%, lo que significa que apenas diez países acumulan el 71% del valor global.
Estas cifras evidencian una profunda concentración de riqueza inmobiliaria: Europa concentra un 25% del valor total con apenas el 10% de la población; Norteamérica, con solo el 6% de la población mundial, ostenta el 22% del valor total. En cambio, Asia y África, con la mayor parte de la población, representan una proporción mínima del valor global.
Entre los casos más llamativos, Australia escaló posiciones: pasó del puesto 11 al 8 en 2024. Italia también subió del 12 al 10 en ese periodo, manteniendo el dinamismo en mercados maduros.
Este desequilibrio global subraya el enorme potencial de crecimiento en mercados como India (actualmente en el puesto 16 por valor inmobiliario) y otras economías emergentes con alta densidad poblacional y rápido desarrollo.
Para el inversor paraguayo o regional, estas tendencias ofrecen claves: mercados consolidados como EE.UU. y Europa mantienen fortaleza y aportan estabilidad. Asia emergente y América Latina pueden convertirse en focos de valorización futura. La clave está en mirar más allá de los líderes actuales y anticipar dónde se concentra el valor inmobiliario del mañana.
Este panorama también plantea una pregunta clave para economías como la de Paraguay: ¿cómo atraer inversión extranjera en un contexto donde el capital global se concentra en mercados consolidados? La respuesta puede estar en ofrecer estabilidad macroeconómica, seguridad jurídica y productos inmobiliarios innovadores, especialmente en segmentos aún no saturados como el de la vivienda asequible o los desarrollos sostenibles. Mientras el mundo observa a las grandes potencias inmobiliarias, los países emergentes tienen una oportunidad única de posicionarse como alternativas rentables y con alto potencial de crecimiento
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