En este contexto, desarrolladoras y arquitectos coinciden en que Capiatá se convirtió en un foco de oportunidades. Mylenna Saldívar, gerente comercial y de Arendy SA, una desarrolladora que opera en Capiatá y más distritos, destacó que el mercado local responde principalmente a la necesidad de hogares para parejas y familias entre 25 y 35 años. “Nuestro proyecto en Capiatá tiene 120 viviendas y también lotes. Al principio costó consolidarlo, pero hoy se destaca porque no existe otra propuesta similar en el área”, explicó.
La ejecutiva remarcó que la ubicación estratégica potencia el atractivo. “La gente que trabaja en las industrias y comercios de la zona ahora busca alternativas de vivienda más cercanas a su lugar de trabajo, sin necesidad de trasladarse desde ciudades más distantes”, señaló. Este comportamiento responde a un patrón creciente: vivir cerca del empleo y de la familia, dentro de un entorno en expansión.
Por su parte, el arquitecto Juan Bonini, propietario de la firma Bonini, analizó a Capiatá como “el corazón de la vivienda accesible en el Gran Asunción”. Afirmó que la ciudad cumple un rol de pivote logístico en el corredor de la Ruta 2, al tiempo que concentra el auge de los loteos, dúplex de baja densidad y depósitos medianos. “Hay un gran flujo de familias jóvenes interesadas en insertarse o mejorar su posición en el área metropolitana, y Capiatá se convierte en una de las mejores alternativas”, sostuvo.
Las proyecciones también apuntan hacia un crecimiento sostenido. Según Bonini, de mantenerse el ritmo económico del país —con un 4,4% proyectado por el Banco Central para este año—, la ciudad podría experimentar entre un 15% y un 30% de expansión inmobiliaria en los próximos cinco años. Esto equivaldría a superar los 300 mil habitantes, reforzando su papel como núcleo de desarrollo urbano.
Saldívar coincidió en este punto y reveló que, además del proyecto ya en ejecución, existen planes de nuevas inversiones en diferentes zonas de Capiatá. “No es el único emprendimiento que tenemos previsto; la ciudad seguirá siendo parte de nuestra estrategia de crecimiento”, adelantó.
Sin embargo, no todo es terreno fértil. Bonini advirtió sobre el “lado B” de este auge: la infraestructura de servicios públicos no siempre acompaña al ritmo de la expansión. “El agua, la electricidad o el alcantarillado suelen tardar en llegar, y en zonas limítrofes con otros municipios surgen problemas de registros o titulaciones. Es fundamental que los desarrolladores trabajen desde el inicio con las autoridades para evitar conflictos posteriores”, recomendó.
La solución, según el arquitecto, pasa por fortalecer la comunicación entre el sector privado y el público, además de orientar a los compradores para que recurran a empresas y profesionales serios. “Quien invierte en Capiatá debe asegurarse de que, aunque hoy no exista infraestructura completa, haya garantías de que esos servicios estarán disponibles en el corto o mediano plazo”, puntualizó.
Con una combinación de demanda insatisfecha, ubicación estratégica y fuerte empuje de familias jóvenes, Capiatá se perfila como uno de los polos de mayor crecimiento inmobiliario en Paraguay. La ciudad, que ya comenzó a transformarse, parece destinada a consolidarse como un centro urbano en el Gran Asunción durante la próxima década.
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