Todo empezó en 2015 cuando Majo quiso regalar algo especial a un ser querido. Pintó una almohada con un diseño único, sin imaginar que ese gesto marcaría el inicio de su carrera artística. Con el tiempo, su negocio creció, y llegó la pandemia, un momento que, lejos de ser un obstáculo, se convirtió en una oportunidad para innovar.
“Quería lanzar algo nuevo para seguir manteniendo mi clientela. Ahí fue cuando decidí empezar a pintar protectores de celulares, pero necesitaba un material resistente a rayones, agua y caídas. Después de meses de investigación, encontré la resina, casi por accidente. Ese fue el inicio de algo grande”, comentó Majo.
En estas fechas Majo se dedica a crear productos navideños como velas hechas con cera de soja, un material ecológico. Cada base encapsula detalles de ñandutí y se combina con figuras hechas a mano de porcelana fría.
Entre los moldes podemos encontrar figuras de la Sagrada Familia, árboles de navidad, renos, entre otros. “Quise diseñar algo simbólico para nuestros compatriotas que viven en el extranjero. Así nació esta idea, que une tradición y creatividad de una forma única”, detalló.
Las velas, que tienen aroma a flor de coco, también se destacan por su versatilidad. “La base puede usarse para otras decoraciones o incluso como un objeto funcional del día a día. Eso es lo lindo de la resina: su durabilidad y la creatividad infinita que permite”, aseguró.
La emprendedora dijo que la resina garantiza que las piezas sean resistentes, evitando manchas o daños en los materiales encapsulados. Actualmente las velas navideñas están disponibles en combos especiales ideales para regalar. El precio promedio de una vela unitaria ronda los G. 45.000 a G. 50.000.
Además de producir arte Majo se ha convertido en mentora de emprendedores. Sus talleres, dirigidos a personas mayores de 14 años, buscan enseñar técnicas artísticas y dar herramientas para iniciar un negocio desde casa.
“La gente tenía tanta curiosidad por el material que empecé a enseñar cómo usarlo. Hoy en día, más de 2.500 alumnas han aprendido conmigo a emprender con resina. Muchas de mis alumnos son mamás que buscan generar ingresos adicionales o personas que siempre tuvieron pasión por el arte y no sabían por dónde empezar”, comentó la emprendedora.
El sueño de Majo no se queda en Paraguay. Su visión incluye expandir sus talleres a nivel mundial, contratar más personas y tener una tienda grande que combine productos terminados e insumos artísticos. “Quiero que nuestras tradiciones lleguen a todo el mundo. Que el arte paraguayo se reconozca y se valore más allá de nuestras fronteras”, concluyó.
Hoy, Majo no solo vive del arte; lo comparte, lo transforma y lo convierte en un puente entre la tradición y la modernidad. Su historia es un ejemplo de cómo la pasión, cuando se combina con innovación y perseverancia, puede crear un impacto positivo en la comunidad y en el mundo.
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