La investigación del CEMIT estuvo a cargo de los ingenieros Antonio Samudio Oggero, Wilson Romero Vergara y Óscar Vega Alvarenga. Desde InfoNegocios, contactamos con Antonio Samudio, quien explicó que, a raíz de su investigación, pudo percatarse de un renovado interés de mercados extranjeros por la rosella nacional, especialmente de países como México y Cuba, donde este cultivo se encuentra ampliamente desarrollado y forma parte de la dieta cotidiana. “En México, por ejemplo, consumen diariamente agua de Jamaica en escuelas y universidades, y la industria la procesa tanto para bebidas como para productos nutracéuticos”, comentó.
En Paraguay, aunque existe una variedad criolla ya adaptada al medio local, también se están evaluando otras provenientes del extranjero. Los primeros ensayos arrojan resultados muy alentadores. “Las variedades que probamos aquí tienen incluso un mayor rendimiento que en sus países de origen. El tamaño y peso de los cálices —la parte utilizada para el consumo— son superiores. Esto se debe, en gran medida, a la fertilidad de nuestros suelos y a la alta luminosidad, que favorecen el desarrollo de la planta”, indicó Samudio.
Actualmente, las parcelas experimentales más avanzadas se encuentran en Santa Rosa, Misiones. Aunque aún no superan el nivel de media hectárea, los investigadores están registrando datos precisos sobre productividad y adaptación. “Queremos que este cultivo deje de estar solamente en patios o parcelas familiares y pase a una escala comercial e industrial. Creemos que tiene todo para lograrlo”, sostuvo el experto.
Uno de los aspectos más atractivos de la flor de Jamaica es su bajo requerimiento hídrico, una característica estratégica en un contexto de creciente escasez de agua para riego. “Es un cultivo rústico, que no necesita grandes cuidados ni fertilización intensiva. Se adapta muy bien y responde con una producción abundante”, afirmó Samudio.
La versatilidad de este producto es otro punto a favor. En nuestro país, se lo consume principalmente en forma de té e infusiones, además de mermeladas. En otros países, como México, es base de bebidas refrescantes, ensaladas, dulces y suplementos en cápsulas, debido a su alto contenido de antioxidantes. Aunque muchas de sus propiedades aún están en proceso de validación científica, se le atribuyen beneficios como la regulación de la presión arterial y la mejora del sistema digestivo.
El creciente interés empresarial también impulsa este rubro. Samudio mencionó que una empresa italiana ya cultiva flor de Jamaica en Paraguay y exporta los cálices deshidratados a Europa para su procesamiento. Además, una firma uruguaya dedicada a la producción de jugos mostró interés en importar flor de Jamaica cultivada en el país. Se prevé que representantes de esta compañía visiten Santa Rosa en mayo para evaluar la posibilidad de establecer vínculos comerciales con productores locales.
Este escenario abre una oportunidad concreta para pequeños y medianos productores paraguayos, especialmente en zonas como Misiones, donde ya existen antecedentes de cultivo. “Con apoyo técnico, capacitación y una cadena organizada, es perfectamente viable pensar en una industria nacional basada en este producto, tanto para el mercado interno como para la exportación”, subrayó el investigador.
Aunque aún falta consolidar registros oficiales de superficie cultivada y escalar la producción, los avances científicos y el creciente interés comercial colocan a la flor de Jamaica como una alternativa agrícola de alto potencial para el Paraguay. La clave, como afirma Samudio, será revalorizar este cultivo tradicional y transformarlo en una fuente de ingresos sostenida para el sector agroindustrial.
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