En conversación con InfoNegocios, Enzo Mannarini, presidente de la Asociación Paraguaya de Productores de Cerdos (APPC), destacó la importancia de esta apertura, aunque reconoció que no participó directamente en las gestiones que llevaron a su concreción. "Recibimos la noticia con los brazos abiertos y muy contentos", manifestó, subrayando el impacto positivo que podría tener en el dinamismo del sector.
Hasta ahora, la carne porcina paraguaya tenía como principal destino el mercado taiwanés. Sin embargo, contar con un socio comercial tan próximo como Argentina genera nuevas oportunidades, especialmente en términos logísticos y de reducción de costos de transporte. “Es una ventaja tener un mercado literalmente pegado a Paraguay”, resaltó Mannarini.
No obstante, el presidente de la APPC advirtió que este nuevo escenario también plantea desafíos importantes. Recordó que recientemente nuestro país autorizó la importación de carne de cerdo argentino en un marco de reciprocidad comercial. "Esto significa que tenemos que trabajar de manera muy competitiva. Si nuestros precios son buenos, vamos a exportar; de lo contrario, Argentina va a vender su carne acá", explicó. La competencia, por tanto, se vuelve un factor determinante para el éxito en este intercambio bilateral.
La apertura del mercado argentino se suma a otros logros recientes impulsados por la gestión del Senacsa. Según Mannarini, el organismo sanitario logró avanzar en la habilitación de mercados como Filipinas y Singapur, este último ya con auditoría concluida. “Todas estas habilitaciones son fruto de la buena gestión sanitaria del país”, afirmó.
Este crecimiento de mercados internacionales también ha impulsado inversiones en infraestructura local. En ese sentido, Mannarini mencionó el avance en la construcción de un nuevo frigorífico especializado en carne porcina en la zona de Katueté (Canindeyú), cuyo inicio de operaciones está previsto para finales de este año. A diferencia de los tradicionales mataderos, las nuevas plantas están diseñadas para cumplir con estándares de exportación, mejorando la industrialización de la carne nacional.
La evolución del sector porcino se da en un contexto en el que la producción local destaca por su diversidad alimentaria, logrando exportaciones en rubros tradicionalmente dominados por la carne vacuna. La posibilidad de agregar valor en origen y llegar a más mercados internacionales no solo incrementa los ingresos de los productores, sino que también promueve el fortalecimiento de toda la cadena productiva, desde la genética y la alimentación animal hasta la logística y la comercialización.
Con mercados exigentes como Singapur y Filipinas ya en el horizonte, y con Argentina como nuevo socio comercial, el desafío para los porcinocultores locales será mantener los altos estándares sanitarios y de calidad que han permitido estas aperturas. Además, la competitividad en precios y en eficiencia logística será clave para consolidar estos avances.
Para los productores de carne de cerdo, el momento es de optimismo, pero también de cautela. La apertura de nuevos mercados es una puerta que se abre, pero conservarla requiere de un trabajo constante y coordinado entre el sector privado y las autoridades sanitarias. “El futuro es prometedor, pero debemos ser competitivos y estar a la altura de las exigencias internacionales”, concluyó Mannarini.
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