La empresa, dirigida por Juan Fodere, lleva apenas unos años operando en Paraguay, pero su crecimiento ha sido sostenido gracias a un modelo de negocio que combina conocimiento técnico, red de proveedores internacionales y una cercanía constante con el productor local. “Nuestra historia empezó en el campo, no en una oficina. Eso marca la diferencia”, resumió el director.
Agromáquinas se dedica exclusivamente a la importación de equipos usados de Estados Unidos y Europa, sin atarse a una marca específica, pero con una clara orientación hacia lo que pide el mercado. La preferencia, según Fodere, sigue inclinándose hacia John Deere, aunque también hay espacio para otras líneas que cumplan con los estándares de calidad exigidos por el productor local.
Hoy la empresa tiene tres puntos físicos en el país: Santa Rita, San Cristóbal y María Auxiliadora, desde donde cubren prácticamente todas las regiones agrícolas. Desde su llegada al país, la empresa mantiene una media de 20 máquinas vendidas al año, aunque en 2024 cerraron con 28 unidades vendidas. “Tuvimos un semestre un poco más competitivo, pero seguimos moviendo el mercado. A veces se vende menos, pero también se escucha más al cliente”, señaló Fodere.
Las máquinas que ofrecen no están en stock permanente: muchas veces se traen bajo pedido, lo que permite ajustar mejor a las necesidades del productor. El proceso de selección es minucioso y se basa en décadas de experiencia en el mercado estadounidense. “Conocemos bien qué empresas cuidan más sus máquinas, qué tipo de uso tuvieron y quién las vendió. A eso se suma que viajamos varias veces al año para verificar personalmente los equipos”, puntuó.
Aunque las unidades no incluyen garantía formal —por tratarse de equipos usados—, Agromáquinas se hace responsable de eventuales fallas estructurales. “Nunca tuvimos un problema grave, pero si sucede, nos hacemos cargo. Lo importante es que el productor sepa que puede confiar en nosotros”, recalcó el director. Para el mantenimiento, trabajan con talleres especializados en Paraguay, con los que tienen acuerdos de servicio.
Fodere aseguró que el precio no es lo único que impulsa la compra de maquinaria usada. Para muchos productores, se trata de una cuestión de calidad. “Hay máquinas usadas de Estados Unidos que superan en prestaciones a las nuevas que se importan desde otros países. El productor ya se dio cuenta de eso”, afirmó.
El objetivo para lo que resta del 2025 es mantenerse como una opción confiable en un mercado que, si bien competitivo, aún tiene espacio para crecer. No tienen planes inmediatos de expansión física, pero sí de profundizar relaciones con clientes en zonas donde aún no tienen tanta presencia.
“Nos interesa estar donde se necesita una buena máquina y una conversación honesta. Eso, al final, termina valiendo más que cualquier folleto”, concluyó.
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