“Los kayakistas somos deportistas porque esta es una actividad que requiere esfuerzo físico, por más que lo que hacemos tiene fines recreativos antes que competitivos”, destacó Arturo Genes, organizador de un grupo de aficionados a remar con pala al que denominó Aventura en kayak.
Más que un club, se trata de una asociación multigrupo que aglutina a kayakistas de diversos puntos del país, de ciudades como Concepción, Ciudad del Este, Encarnación, Pedro Juan Caballero y Pilar, con lazos de amistad con deportistas de Formosa y otras ciudades argentinas.
“Empecé hace cuatro años remando en una escuela de kayak en el Club Mbiguá y me gustó muchísimo. Como una de las condiciones de seguridad que exigen es salir siempre acompañado. Empecé buscando gente que hiciera kayak, pero encontré que había solo los que hacían pesca. Entonces me puse a buscar gente que hacía travesías, pues mi idea siempre fue explorar ríos y arroyos. Así surgió Aventura en kayak”, recordó.
El grupo está integrado por unas 120 personas, fanáticas del kayak, de las cuales el 75% son varones y el 25% restante, mujeres. No hay límites de edad para practicar el deporte, pero la mayoría tiene entre 20 y 50 años, con un promedio de 35 años.
Se recomienda tener al menos 12 años de edad para empezar a remar, pero en el grupo hay chicos de 5 años que ya empiezan a remar acompañados por sus padres. Los deportistas de mayor edad superan los 60 años. El consejo incluye prepararse físicamente, con algún entrenamiento, debido a que requiere mucho esfuerzo, particularmente de los músculos de brazos y pechos.
A prepararse
Para dedicarse a este deporte extremo se recomienda tomar lecciones básicas antes de lanzarse a la aventura, sobre todo porque las caídas son frecuentes y existe una técnica que se debe aprender para volver a ingresar en el kayak.
El equipamiento básico, además del kayak y la pala -que así se llama el remo utilizado en esta actividad- incluye el chaleco salvavidas, que es de uso obligatorio. En caso de que la navegación se haga por ríos con aguas blancas, que se forman donde hay rocas, o cuando se desciende por la ladera de un cerro, también se debe proteger la cabeza con un casco.
Un kayak básico cuesta entre G. 3.000.000 y G. 3.500.000, la pala se puede obtener por G 300.000, y un chaleco especial para este deporte, con hombros más abiertos para facilitar la acción de remar, se obtiene a partir de G 200.000; y un casco se encuentra a partir de G 150.000.
“Lo fundamental y lo que exigimos como grupo es usar chaleco salvavidas. Los hay de diferentes tipos, pero están los que son especiales para remar, que vienen con los hombros más libres porque se usa mucho los brazos y el hombro, y los que son anchos en el hombro son incómodos”, refirió.
El kayak es un deporte adictivo y quienes se acercaron a probarlo se volvieron fanáticos de esta actividad, resaltó Arturo. Es que la emoción de deslizarse por arroyos y ríos, en medio de una naturaleza generosa, es irresistible.
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