Jorge Rodas, presidente del Círculo Paraguayo de Médicos (CPM), en comunicación con InfoNegocios advirtió que el fenómeno del autodiagnóstico digital es transversal a todos los estratos sociales y sectores. Aunque no se cuentan con estadísticas locales sistemáticas, las experiencias compartidas por profesionales de la salud en todo el país revelan una tendencia creciente que no da señales de detenerse. Esta situación preocupa no solo desde el punto de vista clínico, sino también desde la perspectiva de sostenibilidad del sistema de salud y la economía familiar.
Los riesgos son múltiples. El principal, según Rodas, es el diagnóstico errado que lleva al retraso en la consulta médica adecuada, enmascara enfermedades reales y retrasa tratamientos efectivos. Además, puede generar angustia innecesaria en el paciente, sobre todo cuando se interpretan síntomas menores como señales de enfermedades graves. En términos económicos, la automedicación y la realización de exámenes sin indicación médica representan un gasto innecesario que muchas veces desemboca en complicaciones de salud que podrían haberse evitado con una atención oportuna. En los casos más graves, estas prácticas terminan en internaciones costosas y evitables.
Este fenómeno también impacta de forma directa en la relación médico-paciente. Rodas explicó que la consulta puede transformarse en un terreno de confrontación, donde el paciente llega convencido de su propio diagnóstico y no abierto a escuchar al profesional. Esta dinámica erosiona la confianza, dificulta la comunicación y compromete la adherencia al tratamiento. Sin embargo, también representa una oportunidad para educar. “Si se maneja con empatía, el profesional puede fortalecer el vínculo y explicar con fundamentos científicos sus decisiones clínicas”, afirmó.
Desde el Círculo Paraguayo de Médicos se han impulsado campañas de concienciación sobre la importancia de la consulta médica presencial y del rol del profesional como garante de la salud. Además, se han promovido espacios de reflexión sobre alfabetización en salud. No obstante, Rodas reconoció que aún falta una política nacional articulada que enfrente esta realidad desde la educación formal, la formación médica continua y la regulación del contenido pseudocientífico que circula en redes sociales.
El auge del “Dr. Google” también tiene una raíz económica. Según el titular del CPM, muchas personas recurren a internet por barreras reales: tiempos de espera prolongados en el sistema público, altos costos en el sistema privado y una distribución desigual de especialistas en el país. “Frente a estas barreras, internet se convierte en un recurso de primera instancia, aunque no siempre confiable”, señaló Rodas. Esto plantea un desafío en términos de equidad en salud, ya que las personas con menos acceso al sistema formal son también las más vulnerables a tratamientos inadecuados.
Pese a las críticas, Rodas no demoniza la tecnología. Considera que las plataformas digitales pueden ser aliadas si se utilizan de manera responsable, con contenidos validados por profesionales, y con advertencias claras de que no reemplazan una consulta médica. La clave está en la alfabetización digital en salud, la promoción del pensamiento crítico y, sobre todo, en la mejora del acceso a la atención médica. “La tecnología no es el problema, el problema es el uso sin guía ni criterio”, concluyó.
La convivencia responsable entre la medicina y la tecnología es posible. Pero requiere voluntad política, inversión en educación y un compromiso real del sistema sanitario para garantizar que la información en línea no sustituya a la atención profesional, sino que la complemente.
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