Con la entrega de los fondos (US$ 147 millones), los solicitantes de créditos recibieron préstamos por valor de US$ 205 millones, hasta la quincena de julio. Esta diferencia en los números radica simplemente en que el Fogapy se encarga de cubrir hasta el 80% del riesgo de crédito, en las solicitudes aprobadas en bancos, financieras y cooperativas.
Con respecto al crecimiento, la AFD informó que, de 69 garantías registradas a finales de marzo, al cierre de este periodo se aprobaron fondos para 10.020 empresas, de las cuales un 50% de las garantías se destinó al sector de microempresas, un 34% a las pequeñas empresas y el 16% restante a empresas medianas, empresas intermedias y profesionales independientes, según las categorías del documento.
Sobre el bajo nivel de ejecución de los fondos de garantía, solamente un 39% a julio, Coronel mencionó que esto responde a que las empresas, especialmente las micro y pequeñas, no suelen tener una gestión estructurada, por tanto, les cuesta más demostrar sus ingresos y sus movimientos financieros, no tienen RUC, y con todo esto, se dificulta su acceso al crédito.
"Suelen recurrir a entidades financieras formales como casas de crédito y cooperativas, que acostumbran a ser más flexibles a la hora de solicitar documentos, pero en casos más complejos, cuando las empresas trabajan informalmente, tienden a solicitar préstamos a usureros, que tienen tasas de interés muy altas. Además, hace poco tiempo se habilitó a las cooperativas en la lista del Fogapy, entonces todavía no despegó este canal", señaló.
Según la economista, es necesario acelerar los procesos para el acceso al crédito, pero también las empresas solicitantes deben entregar toda la documentación requerida por las entidades financieras y que en muchos casos, existirán solicitudes rechazadas porque estas no pueden entregar capital a empresas que no están en condiciones de retornar los fondos, porque si esto sucede, se pone en riesgo el ahorro de los aportantes.
"El 70% de las microempresas no tiene RUC, entonces hay que hacer los procesos de forma ágil y evitar procesos burocráticos para que estas se pasen al sector formal. Los canales para llegar a estos empresarios o emprendedores tienen que ser más accesibles, para avanzar hacia la formalización y accedan al crédito, porque si no tienen fondos, van a despedir a sus funcionarios y luego quedarán sin ahorros", indicó.
De acuerdo a datos de la Asociación de Emprendedores del Paraguay (Asepy), el 97% de las empresas de nuestro mercado son mipymes, que se encargan de generar el 70% de la mano de obra. “Si se reactivan las empresas, se activa el consumo”, subrayó la analista.
"Probablemente el desempleo se mantenga en la misma línea actual o incremente un poco en los siguientes meses, pero al adentrarse en empresas micro o pequeñas, incluso de otros portes, muchos despidos no se notificarán por tratarse de desvinculaciones que se dan en el sector informal o que se generan en ámbitos familiares. Esto sin duda tendrá su incidencia en la retracción del consumo", advirtió.
Otra situación que se puede dar, según Coronel, es el aumento de la subocupación, en la que se renegociarán los tiempos de trabajo y los sueldos que se tenían antes de la pandemia.
¿Y las grandes empresas?
Sobre la posibilidad de que grandes compañías también accedan a los fondos de garantía, como lo hacen las de menor porte, Coronel señaló que es razonable que puedan acceder al crédito con los mismos beneficios, “pero sí se debe especificar los montos límites y una serie de requisitos puntuales, para que no se destinen todos los fondos a solo unos pocos solicitantes”.
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