El mercado laboral en Paraguay se enfrenta a una transformación tecnológica significativa. Según un reciente estudio del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, en colaboración con el Sistema Nacional de Formación y Capacitación Laboral (Sinafocal) y el Instituto Nacional de Estadística (INE), las empresas del país están priorizando el uso de herramientas tecnológicas y competencias digitales para mantenerse competitivas en los próximos cinco años.
El informe, elaborado a partir de encuestas realizadas a 500 empresas de Asunción y 1.000 del Departamento Central, de los rubros de industria, comercio y servicio, identificó que las principales herramientas tecnológicas que las compañías planean implementar incluyen sitios web propios, con un 28,5% de menciones, seguidos por el uso de ciencia de datos, que alcanza un 23,3%. También figuran tecnologías de automatización de procesos y servicios (20,8%), ventas a través de app (18,3%) y programas o software especializados (11,1%).
El estudio revela que esta tendencia está impulsando una creciente demanda de profesionales capacitados en áreas tecnológicas. Las empresas también fueron consultadas sobre las formaciones necesarias para que los trabajadores puedan implementar estas herramientas. En primer lugar, señalaron el uso de software especializado, seguido por el manejo de herramientas básicas para computadoras e internet. En tercer lugar, se encuentra el desarrollo y la programación de software, aplicativos o sistemas informáticos, seguido por la configuración de equipos y aplicativos, y finalmente, el uso de redes sociales.
Esta creciente necesidad de competencias digitales resalta la importancia de adaptar las políticas de formación laboral a los nuevos desafíos tecnológicos. La capacitación en estas áreas será crucial para garantizar la competitividad de las empresas y la empleabilidad de los profesionales en un mercado cada vez más orientado hacia la digitalización.
Al respecto, Yan Speranza, rector de la Universidad San Ignacio de Loyola en Paraguay (USIL), expresó que uno de los principales problemas que enfrentan las empresas es la baja productividad. Según explicó, este fenómeno implica que se requiere mucho más tiempo del necesario para obtener los mismos resultados, lo que deriva en un rendimiento limitado. "La pregunta es, ¿a qué se debe esta baja productividad?", expresó Speranza, quien atribuyó esta situación a diversas causas, como la falta de educación básica, la necesidad de formación continua y la ausencia de procesos estructurados y adecuados.
Desde la USIL, están trabajando para entender las necesidades del mercado y ofrecer herramientas que sean directamente útiles para mejorar la productividad empresarial. Según su análisis, el mercado está demandando cada vez más formación continua, entendida como un proceso dinámico que responde a las constantes innovaciones tecnológicas, la aparición de nuevos procesos y los cambios en los aprendizajes requeridos.
"Nosotros hemos comprendido esta lógica y, en respuesta, creamos una escuela de negocios que ofrece productos específicos y concretos diseñados para satisfacer la necesidad de actualización y capacitación constante", señaló.
Por su parte, Mayara Garay, directora ejecutiva de la UCOM, comentó que desarrollaron un área específica llamada UCOM Grow, cuyo objetivo es establecer alianzas estratégicas con empresas, organizaciones sin fines de lucro y, en ocasiones, con el gobierno. El propósito principal de esta iniciativa es identificar las necesidades de estas entidades y determinar cómo la academia puede contribuir a capacitar a más personas para que puedan enfrentar los desafíos actuales.
“A través de esto, investigamos, dialogamos y analizamos cuáles son las habilidades que estas organizaciones necesitan en su personal”, dijo Garay. Esta área se encarga de ofrecer soluciones personalizadas, como capacitaciones, cursos y talleres diseñados específicamente para los colaboradores de estas organizaciones, permitiendo que se adapten a las demandas del entorno laboral actual.
Añadió que la universidad no suele referirse a una carrera en específico como "la carrera del futuro". En su lugar, el enfoque está puesto en identificar las habilidades y capacidades necesarias para que una persona sea empleable o pueda emprender en el contexto actual.
Entre estas habilidades, mencionó la gestión de datos y la capacidad de adaptarse a cambios rápidos, especialmente en un entorno tecnológico en constante evolución. También mencionó la importancia de competencias como la gestión de proyectos, productos y del tiempo, así como el desarrollo de habilidades blandas, como inteligencia emocional, negociación y comunicación asertiva. "Por ejemplo, puedes tener la capacidad de analizar datos, pero si no sabes cómo transmitirlos, se genera una barrera", puntualizó.
Según Garay, la UCOM trabaja para identificar estas necesidades y traducirlas en proyectos educativos concretos. Este esfuerzo se ha materializado en la actualización de las mallas curriculares de carreras, diplomados y posgrados existentes, así como en la creación de nuevas ofertas educativas diseñadas en función de los cambios y demandas observados en los años posteriores a la pandemia.
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