“Donde hubo lluvias, como en el sureste, los resultados son buenos, pero en otras zonas, como el norte de la Región Oriental, el estrés hídrico está generando pérdidas que aumentan cada día sin agua”, explicó para InfoNegocios.
La superficie de cultivo de soja para esta temporada se estima en 3,5 millones de hectáreas, pero las pérdidas varían significativamente según la región. Mientras que en algunas cooperativas los rendimientos promedio alcanzan las 2 toneladas por hectárea, en otras apenas llegan a 1.300 kilos.
“El daño ya es considerable, incluso si llueve ahora. Algunos productores en regiones como San Pedro ni siquiera podrán cosechar, ya que los cultivos están completamente secos”, lamentó el líder de Fecoprod.
Pese a este escenario, Fast se muestra optimista sobre la capacidad del sector para recuperarse, señalando que la diversificación y la adopción de nuevas tecnologías son claves. Por ejemplo, el representante gremial mencionó que algunas cooperativas, ubicadas en Itacurubí de Rosario, comenzaron a sembrar más sésamo en lugar de soja, obteniendo buenos resultados.
“Tenemos que intensificar la producción y explorar cultivos alternativos. Además, es fundamental considerar la irrigación como una estrategia a largo plazo para enfrentar la sequía”, agregó.
La situación no solo afecta la producción, sino también la sostenibilidad económica de los agricultores. Fast destacó la importancia de la cooperación entre el sector público y privado para flexibilizar las condiciones financieras de los productores, especialmente de aquellos no asociados a cooperativas.
“Muchos pequeños agricultores enfrentan su segundo o tercer año consecutivo de pérdidas. Sin garantías como títulos de propiedad, es difícil refinanciar sus deudas. Por eso trabajamos junto con el Banco Central y otras instituciones para brindar soluciones a través de cooperativas y silos”, dijo Fast.
El líder de Fecoprod enfatizó que, ante esta situación, para los productores, incluso la condonación de sus deudas pasa en un segundo plano y, que su actual prioridad es obtener condiciones flexibles que les permitan seguir trabajando. “El productor necesita esperanza para seguir adelante”, aseguró.
A pesar de los retos, el sector mantiene la esperanza en el potencial de la próxima zafriña y en las oportunidades que pueden surgir con un enfoque más diversificado y tecnificado. Además, Fast destacó que la apertura al diálogo con el Estado es fundamental para enfrentar esta y otras crisis climáticas recientes.
“Estamos atravesando un momento difícil, pero siempre hemos salido adelante con el apoyo adecuado. Hay que evitar politizar estos problemas y centrarnos en buscar soluciones conjuntas”, concluyó.
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