Mauricio Bejarano, viceministro de Minas y Energía, explicó que nuestro país inició un proceso de modernización normativa que busca habilitar licitaciones públicas internacionales para la incorporación de fuentes renovables no convencionales. La Ley de Energías Renovables, reglamentada recientemente, permitirá por primera vez a la ANDE comprar energía a privados, además de la proveniente de las grandes hidroeléctricas como Itaipú, Yacyretá y Acaray. La primera licitación será para un parque solar fotovoltaico de entre 100 y 140 megavatios en la zona del Chaco Central.
En paralelo, se están reformando las normativas vinculadas a las pequeñas centrales hidroeléctricas, habilitando un proceso más competitivo y ágil para su instalación. Existen 22 puntos identificados por la ANDE con potencial para este tipo de generación, y ya se están preparando licitaciones para cuencas como la del río Monday. Además, se promueve el autoconsumo energético en industrias y comunidades, con un marco legal que obliga a la ANDE a comprar el excedente de energía generada por instalaciones menores a un megavatio.
A la diversificación renovable se suma un ambicioso proyecto de introducción del gas natural en la matriz energética. Paraguay participa en iniciativas regionales para desarrollar gasoductos que podrían conectarse con Argentina y Brasil, lo que no solo permitiría la generación térmica mediante ciclos combinados, sino que también fomentaría industrias asociadas, como la de fertilizantes. Bejarano enfatizó que esta estrategia busca no depender exclusivamente de la energía hidroeléctrica y garantizar firmeza en la generación, especialmente en picos de demanda.
Un componente clave de esta transformación energética es también la mejora de la infraestructura de distribución eléctrica. La ANDE viene ejecutando obras para fortalecer su red de transmisión y distribución, con especial énfasis en la expansión de subestaciones y líneas de alta tensión. Esta modernización es vital para evitar cuellos de botella que comprometan la llegada de la energía generada a los usuarios finales, especialmente en zonas de rápido crecimiento industrial y urbano. Las inversiones apuntan, además, a reducir las pérdidas técnicas y garantizar una mayor estabilidad del sistema ante una matriz más diversificada.
Otro aspecto estratégico en la agenda energética es la identificación de nuevos mercados para la energía excedente que Paraguay no consume internamente. Si bien el país ya exporta electricidad a Brasil y Argentina a través de los acuerdos binacionales, se analizan oportunidades para ventas directas a empresas de ambos países, así como la posibilidad de establecer líneas de interconexión que permitan llegar a mercados más amplios en el Mercosur, como Bolivia. Además, existe interés en desarrollar mecanismos de comercio regional de energía que brinden mayor flexibilidad y valor al excedente paraguayo, especialmente si se genera a partir de fuentes limpias.
“Bolivia, en 2031, ha repletado sus pozos y esos pozos ya no tienen producción ni para su consumo interno para 2030-2031; es lo que estamos viendo. De hecho, la ENDE y la ANDE firmaron un entendimiento en el que se pretende una interconexión con Bolivia, ya que ellos tendrían que suplir su gas natural, lo cual podría ser una ventana de oportunidad para vender energía eléctrica excedente del Paraguay”, puntualizó.
Bejarano sostuvo que la urgencia de estas acciones no puede subestimarse. Si bien Paraguay aún dispone de cierto margen de holgura en su potencia instalada, el ritmo de crecimiento actual podría agotarlo en menos de dos años si no se toman medidas. Por ello, la integración del sector privado y el aprovechamiento de fuentes como la biomasa, los biogases, la cogeneración industrial y la energía solar son vistos como ejes estratégicos.
Sobre la posibilidad de incorporar energía nuclear, el viceministro fue cauto. Aclaró que, si bien existe un interés a largo plazo, este tipo de generación requiere un proceso de al menos 15 a 20 años para ser viable en nuestro país, por lo que hoy el foco está puesto en los recursos naturales ya disponibles. “Tenemos agua, sol, biomasa, gas potencial y sectores industriales con interés en autogenerar. Lo que corresponde es utilizarlos de forma inteligente y sostenible”, concluyó.
Con este enfoque, Paraguay se prepara para afrontar un escenario energético más complejo, con el objetivo no solo de mantener su ventaja competitiva regional, sino también de atraer inversiones y sostener su desarrollo económico con una base energética sólida y diversificada.
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