“Porta Alianzas nació en el 2018. En ese tiempo, mi hermana hacía tocados y fue ella quien me dijo: ¿Y si hacés algo para vos? Algo de anillos, recordó Laura. Fue esa conversación informal entre hermanas lo que encendió la idea de tener un negocio con identidad propia.
El universo nupcial está lleno de rituales y símbolos, pero uno de los momentos más cargados de significado es cuando las alianzas hacen su aparición en la ceremonia. Durante años, ese rol estuvo reservado a la tradicional almohadilla blanca. Laura, con su ojo artístico y su espíritu innovador, vio una oportunidad de romper con esa monotonía.
“Empezamos con bastidores, nacionales al principio, como una propuesta más sencilla. Pero pronto las novias comenzaron a pedir cosas diferentes, más personalizadas. Así fue naciendo todo. Muchos de mis productos nacieron de las ideas de las novias. Ellas sueñan con ese momento, quieren que todo sea perfecto y se vea bien en las fotos”, relató.
Hoy, Porta Alianzas ofrece más de 100 modelos distintos, todos bajo un concepto: la personalización absoluta. “Me dicen quiero esto así, con esta flor, esta tela, esta letra, y yo trato de llegar lo más cerca posible a lo que tienen en mente. Cada pedido es único”, comentó Zaracho.
Laura es diseñadora de muebles y proviene de una familia de carpinteros. No es casual que cada uno de sus productos tenga una impronta artesanal tan marcada. “Yo hago todo con mis manos. Muchas veces me dicen que contrate gente, pero no quiero perder ese control en los detalles, en la terminación. Me gusta lijar, barnizar, ensamblar. Me gusta tocar y asegurarme de que esté perfecto”, enfatizó.
Ese compromiso con la calidad artesanal se nota en cada pieza, desde los bastidores bordados a mano, las bases de madera tratada, hasta las delicadas combinaciones con flores secas o elementos temáticos. “Trabajo con una bordadora increíble, con Vita Rosa para las flores, y mi hermana sigue colaborando con los detalles. Somos varias mujeres artistas que nos complementamos”.
Lo que hace único a Porta Alianzas es el vínculo que Laura establece con sus clientas. “Siempre busco coincidir con la temática de la boda, con su gama de colores, con la tipografía de la invitación, con todo. Hay novias que me piden porta alianzas inspirados en otoño, con hojas secas, otras en primavera, con muchos colores, algunas quieren algo rústico y otras muy clásico, en blanco”.
El mundo nupcial tiene sus períodos de alta demanda según comentó Laura, “Mi temporada alta comienza en mayo. En julio se celebran muchas bodas, pero los pedidos ya vienen desde abril o mayo. Las novias no quieren dejar pasar este detalle”, explicó. “Entonces ahora son julio, ya preparo para las novias de septiembre, de agosto, de octubre porque ya se adelantan, siempre dicen, no quiero que se me pase este detalle”, agregó.
Trabajar con materiales únicos y de calidad en Paraguay no siempre es fácil. “Muchos de los platitos de madera que uso, por ejemplo, son importados. Acá no hay quien te haga piezas específicas en cantidades pequeñas”, indicó.
Además de los bastidores y cajitas, Laura incorpora flores secas teñidas, telas delicadas, encajes, y otros elementos que dan vida a cada diseño. “Todo depende del estilo que la novia quiera. Yo tengo la base, pero ella elige los detalles”, dijo.
Si bien su enfoque principal está en el día de la boda, Laura recibió pedidos especiales para bodas de oro y aniversarios importantes. “Muy pocos hombres me escriben, pero sí me pasó que uno me pidió una porta alianzas para sorprender a su novia en una propuesta. Es raro, pero hermoso.”
Lo que no cambia es el deseo de que cada objeto sea un recuerdo eterno, una pieza que hable de ese momento mágico que es el “sí, quiero”.
“Yo siempre digo que esto sobrevivió porque cada pieza tiene alma. Y mientras haya novias que sueñan con su día perfecto, yo voy a seguir creando porta alianzas que estén a la altura de ese sueño”, concluyó Laura.
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