Muy pocas son las figuras destacadas en nuestro país en esta modalidad deportiva, poco accesible por el alto costo que denota su práctica, y que está más bien asociado a esferas de élite económica. Sin embargo, poco se sabe que no es solo es el alto costo lo que acarrea la baja participación y destaque a nivel de competencias internacionales, sino también las falencias que devienen de la falta de inversión para la promoción de este deporte.
“Vivir del tenis significa que puedas depender de tus ingresos jugando torneos y solventar tu carrera tenística a través de esos ingresos”, explicó Ramírez, quien se desempeñó por muchos años como tenista aspirante a llegar a posiciones privilegiadas a nivel mundial.
Y es que estas posiciones son las que permiten que un jugador de tenis pueda ser autosustentable. En los inicios del deporte, los torneos que pueden jugar son los futures y challengers, y es importante “pasar rápido esta etapa de transición, en dos años y medio, como máximo”, dijo el entrenador que hoy trabaja con figuras que están ganando notoriedad por su desempeño como, por ejemplo, Daniel Vallejo, a quien inició entrenando en el CIT a la edad de nueve años.
Superada esta etapa, el tenista se gana el derecho a disputar los torneos ATP “que dan mayor premio en metálico, pero tenés que estar dentro de los 100 mejores del mundo prácticamente para jugar esa clase de torneos”, reveló.
Otra oportunidad que brindan las altas posiciones en el ranking es la de jugar los Grand Slam “donde hay buenos premios desde la primera ronda inclusive”, comentó Ramírez. Tan solo por jugar estos cuatro torneos oficiales. “Estamos hablando de unos US$ 200.000 al año, y luego están los otros torneos ATP”, agregó el profesional.
Estar dentro de los 100 mejores por mucho tiempo hace que la carrera sea autosustentable y permite ahorrar, hacer inversiones o vivir del remanente. Sin embargo, muchas son las falencias que impiden que los tenistas nacionales puedan lograr estos puestos, como la cantidad de campeonatos a nivel local, la falta de descentralización de los torneos, la falta de inversión en escuelas y entrenadores gratuitos, entre otros.
Además, un tenista que aspira a lograr estos puestos debe invertir el mismo tiempo que un trabajo, al menos unas seis a ocho horas al día. “A doble turno, al menos una hora y media de parte física y dos a dos horas y media de tenis; y a la tarde lo mismo”, sostuvo Ramírez.
Esto se debe acompañar con una buena alimentación, una buena dieta, prevención de lesiones con fisioterapia, la parte mental con un psicólogo, entre otras atenciones. Por todo lo mencionado, ahora sabemos que no será tarea fácil si alguien apunta a vivir del tenis.
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