A ello se suman tres “nuevas amenazas” identificadas por el PNUD: una fragmentación social cada vez más profunda, un clima cada vez más cambiante y tecnologías en rápida evolución. “Sin la resiliencia, el desarrollo será lento en el mejor de los casos y, en el peor de ellos, se revertirá”, se lee en el informe. “La región necesita nuevas herramientas que estén alineadas con los desafíos de nuestros tiempos".
El PNUD documenta que el índice de desarrollo humano (IDH) en la región “disminuyó de un 0,7% constante entre 1990 y 2015, a un 0,3% en el quinquenio anterior a la pandemia, y a un 0,2% desde entonces, dando cuenta de un estancamiento en los avances”. El IDH evalúa tres dimensiones clave: una larga vida y saludable, el acceso a la educación y un nivel de vida digno.
La región, por ejemplo, redujo la población en condición de pobreza del 48% al 25% de 2000 a 2023, “pero no ha logrado consolidar una clase media estable”, según el reporte. El 31% de la población se clasifica como vulnerable, es decir, que se encuentra justo por encima del umbral de la pobreza. Y la población en vulnerabilidad incrementó del 28% al 31% en las dos últimas décadas.
El informe también menciona tres amenazas que están “presionando” el desarrollo de Latinoamérica y el Caribe: las tecnologías en rápida evolución, la profundización de la fragmentación social y un clima cada vez más cambiante.
Tecnologías en rápida evolución: el informe reconoce que la región ha estado avanzando en la expansión de infraestructura digital básica. No obstante, plantea que hay un rezago en infraestructura sofisticada y competencias digitales avanzadas en comparación con las “economías avanzadas”. Para muestra, un botón: en América Latina y el Caribe solo el 2% de sus habitantes tiene acceso a redes 5G, mientras que en las economías avanzadas la cifra incrementa al 28%. “Las diferencias en el acceso a internet son significativas, tanto entre los países de la región como al interior de cada uno. Los hogares con ingresos altos tienen, en promedio, casi el doble de probabilidades de tener acceso a Internet que los hogares más pobres (85% frente al 46%)”, dice el informe.
Profundización de la fragmentación social: una característica propia de las sociedades de América Latina y el Caribe, comúnmente relacionada con la desigualdad económica, se acrecentó por cuenta de la incertidumbre y las crisis más recientes en sus países, según el reporte.
¿Cómo es visible? En fenómenos como la polarización política, entre otros. “La confrontación entre grupos sociales, que antes era sutil y latente, se está volviendo explícitamente política”, dice el reporte. Lo preocupante es que dicha fragmentación dificulta la gobernanza y, por ende, impacta las políticas relacionadas con los procesos de desarrollo humano. “Puede incentivar que los gobiernos den prioridad a medidas de corto plazo orientadas a mejorar su aprobación pública a costa de realizar inversiones a largo plazo”, mencionó el PNUD.
El cambio climático, del que se ha estado hablando desde hace décadas, es una realidad en la región, no en vano, en 2024 completó los cinco años más calurosos de toda su historia.
“En 2024, la temperatura promedio de la superficie en todo el continente americano fue 2,3°C mayor al valor promedio del período 1951-1980″, documenta el PNUD. Las percusiones no solo son el número de muertes asociadas al calor, que en los últimos diez años incrementaron 140%, sino en la economía: la baja en la productividad relacionada con las altas temperaturas en América Latina y el Caribe provocó pérdidas de ingresos por un valor de US$1.780 millones en 2022, de acuerdo con el informe. Lo desalentador, sin embargo, son las proyecciones en materia climática para la región. Estimaciones consignadas en el reporte apuntan a que el 31% de la población estará expuesta a riesgos asociados a fenómenos meteorológicos extremos agravados como sequías, olas de calor e inundaciones.
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