Dentro del plan Ñapu'ã Paraguay están incluidas las siguientes medidas: inversión en obras públicas por valor de US$ 1.330 millones, US$ 80 millones para la construcción de viviendas y US$ 250 millones para poner en marcha el Pytyvõ 2.0. Sin embargo, desde el Ejecutivo aseguran que el plan solamente se servirá de un nuevo endeudamiento de US$ 350 millones para la reactivación y el resto se cubrirá con recursos ya existentes.
¿Cuáles son las fuentes de financiación de las que dispone el Estado?
El plan de reactivación presentado requiere de todas las herramientas posibles para darle vigor nuevamente a los motores del crecimiento. Si bien desde el gasto actual se pueden ajustar los que son superfluos para destinar esos recursos a los proyectos sociales y obras de infraestructura, la reingeniería necesaria para financiar todo el plan debe ser más grande.
La deuda es una alternativa válida, pero también las reasignaciones de los recursos del Fonacide, royalties y algunos proyectos no prioritarios podrían ayudar. Además, el Estado posee activos que hoy no generan costos y no impactan en la gente.
¿Cuáles activos por ejemplo?
Por ejemplo, grandes propiedades inmobiliarias en desuso o instituciones del Estado que se encuentran en zonas de alto valor inmobiliario. Esas propiedades generarían mayor impacto si son rentabilizadas de una mejor manera y volcarlas a la sociedad.
El Instituto de Previsión Social (IPS) cuenta con más de 100 propiedades y se podría evaluar cuáles son improductivas para generar recursos para su fondo de salud o eventualmente para el fondo jubilatorio. Hoy en día el Tesoro ayuda a la previsión con los US$ 100 millones que se transfirieron con la Ley de Emergencia.
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¿Pero esa transferencia no corresponde a una deuda histórica que IPS debe cobrar?
Sí, por supuesto, pero ese dinero sale del Tesoro. Si IPS le diera rentabilidad y usase de manera más eficiente sus activos no tendrían problemas con su fondo de salud en cuanto al flujo. Más allá de la deuda del Estado, que se tiene que resolver -tal vez no ahora-, existen propiedades en IPS y en el Gobierno que valen muchísimo y ni siquiera generan renta.
¿La deuda sigue siendo la forma más rápida de financiarse?
Esa es la forma más rápida que hoy se tiene, pero también están las reasignaciones presupuestarias, incluyendo a los recursos no utilizados aún de la Ley de Emergencia. De hecho, se está hablando de usar parte de lo que se destinó para salud y no se utilizó para redireccionarlo al Fogapy.
En la cumbre del Mercosur se conversó sobre la posibilidad de solicitar la postergación de pagos de deuda a organismos multilaterales, ¿qué opina al respecto?
A mi criterio sería tirar por la borda años de credibilidad en el mercado internacional. Los países que proponen eso tienen trayectorias no muy sanas en el repago de sus deudas a lo largo de su historia económica. Nos costó mucho tener la posibilidad de ser parte de los mercados internacionales y obtener créditos con condiciones muy favorables. Somos considerados una economía que se proyecta a ser grado de inversión.
El hecho de poder pasar esta situación fiscal deficitaria no nos debe hacer perder el norte de nuestra solidez macroeconómica.
Sin embargo, el endeudamiento no se tradujo en desarrollo
Si bien podemos coincidir en que ese endeudamiento no se tradujo enteramente en un mejor estándar de vida de la sociedad, sin ello el desempeño económico quizás hubiese estado por debajo del promedio. La deuda es una herramienta, pero no debe ser la estrategia para el desarrollo.
¿Qué factores estructurales cree que nos juega en contra a la hora de pensar cómo financiar la reactivación?
La informalidad es un tema relevante. Apenas 700.000 empleos están registrados en IPS y hay 3.400.000 trabajadores. Una de las principales barreras para el acceso al crédito fue la situación informal de las mipymes, así como el subregistro de sus operaciones.
Esto obviamente dificulta la posibilidad de que las herramientas y políticas de reactivación puedan alcanzar a la mayor parte de las empresas y trabajadores.
Entonces, ¿cuál es la alternativa?
Necesitamos iniciar una campaña público-privada de formalización en todas las esferas de la economía.
¿Otro problema estructural aparte de la informalidad?
Nombraría a la baja capacidad ejecutoria de las políticas públicas por parte del Estado, es decir, la lentitud y la corrupción. Y por otro lado, la poca institucionalidad. Es necesario un acuerdo entre los poderes del Estado para llevar adelante un par de proyectos prioritarios e impostergables.
Si bien se está avanzando algo en el otorgamiento de productos financieros a mipymes, ¿no sería necesario pensar en otras medidas complementarias?
El otorgamiento de créditos es clave para sostener el momento, pero lo importante aquí es recuperar la certidumbre y confianza para consumir de nuevo. Si el trabajador no sabe si puede mantener su empleo no va a consumir y esa cadena se retroalimenta. Eso es lo que se debe romper con medidas que afecten a sectores que son intensivas en mano de obra.
Hay que decir que no es fácil y el Gobierno hace lo que puede dentro de las limitaciones de capacidad y recursos que posee. Quizás medidas administrativas del BCP podrían ayudar a dar mayor incentivo para la concesión de más créditos, pero podría ser útil establecer medidas que reduzcan los costos de las empresas, incentivos para el consumo de la producción nacional, proyectos de infraestructura de alto impacto en las ciudades y otros.
¿Qué opina sobre la eventual suba de la tasa de interés como medida para canalizar créditos? Lo había planteado el presidente de la AFD hace unas semanas
Como discurso de un presidente de un banco de desarrollo me parece bastante peligroso. La AFD es un banco estatal y debe abogar por una mayor inclusión financiera y no hacer campaña para que los bancos privados ganen más dinero.
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