Dos de las obras más importantes que tuvimos en los últimos seis años fueron el Superviaducto de Madame Lynch y Aviadores del Chaco, que costó US$ 20.6 millones y todo lo que está en torno al proyecto de la Costanera de Asunción, que consiste en la construcción de los tramos I, II, III y el Corredor Vial Botánico, obras aún en proceso que estiman la inversión total de US$ 356 millones.
Para Meyer, lo ideal sería que las autoridades abandonen la tendencia de construir viaductos y apostar a la implementación del transporte público (teniendo en cuenta que el actual es privado pero regulado por el Estado) y la generación de conciencia ciudadana para mejorar la movilidad. “Lastimosamente lo del Metrobús fue una experiencia fallida, porque es necesario extender el sistema de transporte público. Con la creación de infraestructura estamos yendo en línea contraria a lo que pasa en el resto del mundo, que incentiva a que se deje de usar los vehículos particulares”, expresó.
La forma de embudo que tiene Asunción no colabora, según Meyer, además solamente tiene entre cinco a seis vías de acceso y las ciudades del área metropolitana son principalmente de dormitorio, por lo que necesariamente los ciudadanos deben acceder a Asunción. “Otra de las formas en la que esto se puede solucionar es que la gente viva cerca de sus trabajos en el microcentro, por ende, lo lógico sería invertir en habitaciones para que la gente pueda desplazarse caminando y no tengan que tener vehículos para realizar su vida”, agregó.
En cuanto a los costos, Meyer consideró que la construcción de viaductos requiere de inversiones gigantescas que se podían haber destinado a una empresa municipal de transporte público. “El modelo que están queriendo adoptar, desde la administración pública, ya fue desechado por otras ciudades que optan por volver a ser peatonales, no aceptan el ingreso de transportes particulares al centro y solo permiten el traslado hasta la periferia”, explicó.
Asimismo, indicó que los propietarios de automóviles particulares gastan mucho dinero en combustible, lo que vuelve insostenible tener un vehículo por persona, no solo desde el punto de vista económico sino por la calidad de vida. “Tenemos que tener un sistema de transporte público que nos permita desplazarnos, llámese Metrobús, cable carril, tren de cercanía, etc. Hay que exigir también mejores horarios y que la regulación del transporte sea centralizada y funcione de manera articulada”, argumentó.
Costanera de Asunción
“La Costanera nació como una franja costera y terminó siendo una avenida de ingreso y egreso de la ciudad. Se perdió el proyecto original que tenía que ver con que la gente pueda vivir ahí y que se desarrolle el borde de la ciudad. Al final se hizo nuevamente una infraestructura para vehículos y no para peatones”, reveló.
De acuerdo a Meyer, la atención debería estar en generar soluciones peatonales más que viales, dio algunos ejemplos que se podían tener en cuenta a la hora de planificar una restructuración de Asunción. “No sé si los podríamos llamar sostenibles, de manera absoluta, a las ciudades que están buscando alternativas, pero Curitiba por ejemplo es casi un ícono de la preservación ambiental y del transporte público eficaz. También está Bogotá, Medellín y La Paz, que tiene un sistema de transporte público que incluye cable carriles elevados que son eficientes porque permiten atravesar la ciudad en 20 minutos y resuelven el problema de una topografía complicada como tiene La Paz”, sostuvo.
Por otro lado, el arquitecto recomendó hacer una planificación que incluya el crecimiento y la diversificación de Asunción, porque va perdiendo población, siendo que cuenta con toda infraestructura: desagüe pluvial, cloacal, internet, energía eléctrica, transporte público, escuelas, sanatorios. “Casi todo lo que respecta al funcionamiento del Estado –función pública– está en el centro de Asunción, hay que identificar elementos y apuntar al mejoramiento del transporte público. Si seguimos ampliando autopistas, lo que hacemos es fomentar a que la gente siga viviendo más lejos y trasladarse a la periferia ya no es rentable”, comentó.
Por último, Meyer resaltó que es esencial acompañar los proyectos urbanos con educación, porque es importante dejar de pensar que las cosas se pueden solucionar de forma particular, ya que es necesario que la ciudadanía negocie y conceda algunas cosas con el Estado para vivir mejor.
Recomendaciones del BID
Según Daisy Streatfeild, consultora en la División de Cambio Climático del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), para que los países latinoamericanos podrían mejorar su infraestructura y dinamizar su economía necesitan aproximadamente US$ 300 mil millones por año y deben enfocarse en la calidad y sostenibilidad de los proyectos.
La consultora del organismo internacional consideró que la construcción de infraestructura sostenible ayuda a preservar el ecosistema y los recursos naturales.
Tu opinión enriquece este artículo: