Entre esos desafíos, uno de los dilemas que más enfrenta la mayoría de las personas es el de administrar los ingresos extras que se tienen en esta época. Según explicó la economista Adriana Bock, directora de Superarte, “tanto los asalariados que perciben el aguinaldo como los cuentapropistas que ven incrementadas sus ventas y cobranzas, necesitan planificar cuidadosamente las acciones para aprovechar correctamente lo que se viene”.
Asimismo, la profesional indicó que para aquellas personas que tienen un emprendimiento esta inyección de fondos es esencial y generalmente se destina a compensar los meses “flojos” y a equilibrar tanto el flujo de caja, como el estado patrimonial al cierre del ejercicio.
A su vez, en el caso de las personas físicas, indicó que también es importante cerrar el año con equilibrio de modo a no arrastrar balances negativos que comprometan la calidad de vida de los meses próximos, sin por ello dejar de disfrutar (según las posibilidades).
En relación a las compras, Bock añadió que “aunque se pueda creer que mientras las cuentas cierren no hay motivos para preocuparse, es necesario conocer las causas y medir las consecuencias de mantener una vida de gastos descontrolados ya que, cuando a la hora de hacer compras el foco está en la gratificación emocional, se tiende a descuidar el sentido del orden que requiere para evitar otros problemas como la impuntualidad en los pagos e incluso para controlar que no nos cobren dos veces un mismo cargo. “
La economista destacó que “no se trata de decir que no a todo lo que nos gusta, sino principalmente a aquellas cosas en las cuales gastamos presionados por el entorno social y que, o no son lo que realmente queremos, o simplemente están fuera de nuestro alcance.”
Decisiones
Por su parte, la Lic. Daisy Abente, también directora de Superarte, señaló que es conveniente “hacer un balance de lo que hicimos en el ciclo que termina y definir los planes que tenemos para el futuro. Un plan estratégico personal puede ayudar mucho. Plasmar en un papel las intenciones que tenemos en adelante, a corto (presente y próximos 3 meses), mediano (de 1 a 2 años) y largo plazo (de 3 a 5 años) es de gran ayuda”, manifestó.
Abente indicó que este plan dará la posibilidad de proyectar lo que deseamos y soñamos, con fechas que nos ayuden a la conquista. A su vez, cada etapa necesita tener su propio plan de acción que consiste en los pequeños pasos que necesitamos dar para alcanzar los objetivos propuestos. “Estos pasos necesitan estar marcados por la responsabilidad, la paciencia, la perseverancia y la determinación de cada uno”, añadió.
En ese sentido, la profesional considera que el análisis más importante comienza con uno mismo. Para ello, algunas preguntas útiles pueden ser: ¿Cómo evalúas el logro de tus metas de este año? ¿Qué fortalezas y qué debilidades encontrás en vos? ¿Qué aspectos necesitas re-encauzar para mejorar? ¿Qué metas te ponés para el próximo año? ¿Qué plan de acción le darás a cada una de ellas? ¿Necesitas algo en especial para cumplirlas?
A la hora de ponerse metas nuevas es importante que estas sean: específicas, medibles, aplicables, realizables y con tiempo límite, según añadió. “De esta manera te asegurás que la meta pueda ir camino de concretarse. Por ejemplo, en tu negocio querés aumentar las ventas, una meta puede ser: aumentar las ventas en un 80% durante todo un año. Esta meta es específica: aumentar ventas, aplicable: no es muy loco subir un 80%, realizable: podés armar un plan para potenciarlas, con tiempo: hay un año para lograrla”.
En definitiva, no importa cuán tranquilo o estresante pueda haber sido el año, “este es momento de actuar para que el que viene sea mucho mejor. Por último, y no menos importante, es no olvidar el ahorro, pues es sumamente sano iniciar el año con una reserva que pueda auxiliar ante imprevistos en lugar de hacerlos con los bolsillos y las cuentas vacías”, finalizó.
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